El Peruano – Miércoles 12 de Julio de 2006
Diario La Opinión – Miércoles 20 de Julio de 2005
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LA RAZA NEGRA EN LA INDEPENDENCIA
Wilfredo Gameros Castillo. Historiador
HISTORICAMENTE es poco conocido que en la Escuadra Libertadora del General José de San Martín llegaron el Batallón Nº 7 de Libertos de Cuyo y el Batallón Nº 8 de Libertos de Buenos Aires, que sumaban en conjunto 1,461 soldados y estaban integrados exclusivamente por negros argentinos.
El inglés James Paroissien, primer ayudante de campo del general José de San Martín, considera en su diario que una de las intenciones del Libertador, de desembarcar en Paracas - Pisco fue la de reclutar negros para enrolarlos. Estos no fueron enrolados por la fuerza, masivamente se presentaron como voluntarios al Ejército Libertador: donde luego de ser declarados libres, eran adiestrados en las tácticas de guerra de escuela y habituados al trabajo rudo, forzoso y disciplinado, así como por poseer una sanidad perfecta en su medio y clima que eran los de su cuna y crecimiento, fueron rápidamente incorporados a los cuerpos independientes.
Sobre el número de soldados negros enrolados en Pisco en el Ejército Expedicionario, existe el testimonio del general José de San Martín, en carta confidencial del 14 de octubre de 1820, en que comunica, desde Pisco, al Director Supremo de Chile, Bernardo O'Higgins: "Con seiscientos negros he aumentado el Ejército, y pienso aumentarlo con quinientos más. Estos negros se hallan ya fogueados y en estado de poder batirse".
Fueron, efectivamente, mil cien los negros que se enrolaron al Ejército Libertador en Pisco y su destino fue e l siguiente: los que habiendo sido buenos jinetes, sumaron cuatrocientos y se integraron a los siguientes cuerpos de caballería: doscientos pasaron a dar núcleo al Escuadrón de Dragones Nº 2 de Chile, venido al Perú "en cuadro", es decir, sin más efectivo que un sargento primero y un soldado raso. Doscientos más se distribuyeron entre los regimientos de granaderos y cazadores de a caballo, que comandaban respectivamente los coroneles Rudecindo
Alvarado y Mariano Necochea. Setecientos se destinaron a la infantería. Ciento cincuenta fueron incorporados en el Batallón Nº 7 del coronel Pedro Conde; y otros tantos en el Batallón Nº 8 del coronel Enrique Martínez, cuerpos, uno y otro, compuesto de negros argentinos desde su
creación; otros cuatrocientos se destinaron al Batallón Nº 4 del Ejército de Chile, del coronel José Santiago Sánchez, constituido por "gente blanca y criolla", individuos éstos que pasaron a engrosar los también chilenos, Batallón Nº 2 del sargento mayor Santiago Aldunate y el Batallón Nº 5 del coronel Mariano Larrazábal; quedando así el Batallón Nº 4 de Chile -sin más excepción que la de los cabos y sargentos-, formado totalmente por soldados peruanos negros.
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