miércoles, 21 de noviembre de 2007

EL INSTITUTO SANMARTINIANO OPINA EN 1950 AL CONGRESO QUE LA PRIMERA BATALLA DE LA INDEPENDENCIA FUE EN NASCA

EL INSTITUTO SANMARTINIANO OPINA EN 1950 AL CONGRESO QUE LA PRIMERA BATALLA DE LA INDEPENDENCIA FUE EN NASCA

Lima, 1º de diciembre de 1950

Señor Jefe del Gabinete Militar del Ministerio de Guerra


He tenido el agrado de recibir el oficio No.45-GM/PL-3, del 18 del actual, en el que me transcribe el oficio No. 52 de la Cámara de Diputados, relacionado con un proyecto de ley del Diputado por el Departamento de Ica, señor Agustín Bocanegra y Prada, en virtud del cual se denomina “Granaderos de San Martín” al puente que se construirá en el río Changuillo, de la provincia de Nazca, y se manda erigir, a la vez, en el parque del mismo nombre de la ciudad de Nazca, una columna conmemorativa de la acción de armas entre las fuerzas patriotas de San Martín y las realistas de Químper.
Al respecto, debo comunicar a Ud. que, por acuerdo del Comité Directivo del Instituto de mi presidencia, se designó en Comisión, para que estudie el asunto, al señor Manuel Vegas Castillo, Vocal de la Institución, quién ha emitido el siguiente informe:

Señor Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú.
S.P.

Absolviendo el informe solicitado por el Comité Directivo de su presidencia a efecto de emitir una opinión sobre el proyecto de ley presentado a la Cámara de Diputados para imponer el nombre de “Granaderos de San Martín” al puente que el Ministerio de Fomento va a tender en el río Changuillo, a fin de perpetuar la primera acción de armas de la gesta sanmartiniana, proyecto que la Comisión de Guerra de esa Cámara remite al Instituto para escuchar su dictamen, me es grato manifestar a usted lo siguiente:
1º.- La acción del 15 de octubre de 1820 no ocurrió precisamente en el pueblo de Changuillo, sino en Nazca y fueron actores principales de ella: el Teniente Coronel Manuel Rojas, los Capitanes Juan Galo Lavalle y Carlos Luis Federico Brandzen y el Teniente Isidoro Suárez (3), que se encargaron de ejecutar las órdenes de aquel, y
2º.- Las tropas que intervinieron en el combate no sólo fueron Granaderos, sino también Cazadores a Caballo, comandados por el futuro héroe de Junín (1).

Me permito hacer un poco de historia para dirimir las circunstancias del hecho memorable:

La primera Expedición a la Sierra, confiada al General Juan Antonio Alvarez de Arenales e integrada por 1,138 hombres, resolvió eliminar previamente y antes de marchar a su destino, a un contingente realista, dirigido por el Coronel Manuel Químper y el Conde de Montemar, que se encontraban en Ica, y que, a la aproximación del adversario, no considerándose en condiciones de hacerle frente, tomó rumbo al Sur en un movimiento inexplicable en el arte de la estrategia.
Alvarez de Arenales, deseoso de eliminar ese foco de fuerzas que podía ejercer represalias sobre los pobladores de la región, adoptó las disposiciones del caso para destruirla o para arrojarlo por las largas travesías hacia Arequipa, como lo expresa literalmente en carta fechada el 13 de octubre y dirigida al General San Martín.
Cumpliendo este proyecto despachó los dos piquetes de caballería y todos los cazadores a caballo, además de dos compañías de cazadores infantes, en ancas y con caballos de refresco, “a fin de lograr el golpe completo”, como también lo indica textualmente en la referida epístola.
El resultado de la empresa lo encontramos en el “Boletín No. 2 del Ejército Libertador”, expedido en Pisco el 22 de octubre y que a la letra dice: “Con el objeto de dejar en completa seguridad el vecindario de Ica y prevenir que la fuerza de Químper volviese sobre este pueblo luego que nuestra división siguiese a su destino, dispuso el Coronel Mayor Arenales que el Teniente Coronel Manuel Rojas con 80 caballos é igual número de infantes, marchase hasta Nazca,(2) donde, según noticias contestes, permanecía el enemigo con cuanto pudo salvar en su fuga”.
Para que esta operación tuviera el éxito deseado, era necesario que se efectuase por sorpresa: de otro modo, no era factible que la tropa de Químper se dejase ver de nuestros soldados. El 12 salió de Ica el Teniente Coronel Rojas, y dirigiendo su marcha por desiertos extraviados, llegó el 15 a Changuillo, tres leguas a retaguardia del enemigo. La confianza que tenía ésta en sus avanzadas, situadas en el camino de Palpa, hizo que nuestra pequeña división se aproximase al pueblo sin ser sentida. Entonces dispuso el Comandante de ella, que los valientes Capitanes Lavalle y Bermúdez (3), y el Teniente Suárez de Cazadores de la Escolta, entrasen con la caballería a gran galope, mientras avanzaba la infantería. La confusión y el desorden fue igual a la sorpresa; los enemigos abandonaron la plaza con la velocidad del miedo, y fueron perseguidos y acuchillados hasta una legua del pueblo; el camino por donde emprendieron su fuga quedó sembrado de cadáveres y heridos. Químper abandonó a sus soldados, y según afirma uno de los oficiales prisioneros, la única orden que dio al verse atacado, fue, que lo siguiese la caballería.
La fuerza del enemigo, por la relación de los mismos prisioneros, ascendía a más de 600 hombres: de ellos se han tomado 6 oficiales y 80 soldados de línea, fuera de un gran número de milicianos; los muertos y heridos pasan de 50. También han quedado en nuestro poder 300 fusiles, un crecido número de tercerolas, fornituras, sables y lanzas, con todos los equipajes de la división.
Por los mismos vecinos de Nazca fue informado el Comandante Rojas, que el enemigo había remitido al pueblo de Acarí sobre 100 cargas entre pertrechos de guerra y otros efectos que sacó de Ica al retirarse, etc.
I para no dejar duda alguna sobre el lugar del combate, informa el mismo “Boletín” en su parte final: En fin mismos prisioneros hechos en la acción de Nazca,(1) han sido favorecidos en su desgracia, y todos los que están en estado de marchar, serán en breve remitidos a Lima. El grande objeto del general en jefe es ahorrar a la humanidad todas las aflicciones posibles, y hacer la guerra de un modo, que a más de ser vencido el enemigo en el campo de batalla, lo sea también ante la opinión de los hombres que piensan.
Con el respaldo, pues, de este indiscutible documento, creemos injusta la glorificación de un hecho de armas en un lugar que no fue el escenario verdadero de su desarrollo, ya que ahondaríamos la apreciación equivocada de algunos historiadores, que han inmortalizado ese pueblo –que es sólo una hacienda- i poniendo su nombre al primer encuentro de la epopeya sanmartiniana por la fortuita circunstancia de haber llegado hasta allí el destacamento del Teniente Coronel Rojas en su misión de observación y apoyo del ataque confiado a su caballería; como creemos injusta una forzada glorificación de los granaderos, olvidando a los cazadores, que también fueron actores del combate.
Por las mismas razones, disentimos de la erección del parque de Changuillo para conmemorar el hecho histórico, pues si ha de levantarse en alguna parte, tiene que serlo y sin lugar a dudas, dentro de la propia ciudad de Nazca, escenario del acontecimiento.
Claro está que esta información, destinada a respetar la verdad histórica, no se opone a que el puente y el parque de Changuillo se dediquen a enaltecer la acción del Padre de la Patria, pero sólo como sitios de proximidad del suceso que se trata de perpetuar. Como sanmartinianos estamos obligados a procurar que en todas las localidades del Perú se erijan monumentos recordatorios de la gesta magna.
Es cuanto tengo que informar en la cuestión planteada y en la dilucidación del problema histórico. I ojalá mis conclusiones merezcan el respaldo del Comité de su digna presidencia.

MANUEL VEGAS CASTILLO (Fdo.)
Vocal del Instituto Sanmartiniano del Perú.

Lo que me es grato transcribir a Ud., reiterándole el testimonio de mi más alta consideración.
Dios guarde a usted.

RICARDO CAVERO EGUSQUIZA (Fdo.)
PRESDIDENTE

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NOTAS DE WILFREDO GAMEROS CASTILLO:

(1) Es el paraguayo teniente Juan Vicente Suárez, no el héroe de Junín el argentino en ese entonces teniente Manuel Isidoro Suárez. Este último también estuvo destacado en la División Volante del general Arenales, pero no llegó a Nasca, sólo a Ica. Se les suele confundir porque tienen el mismo apellido paterno y el mismo rango. Ambos oficiales están biografiados en el libro SEMBLANZAS BIOGRÁFICAS Y EPISODIOS DE LA INDEPENDENCIA de Wilfredo Gameros Castillo.

(2) Los subrayados son del documento original.

(3) Existe un error: No es Bermúdez, es el francés Capitán Federico Brandsen.

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FUENTE: Este documento ha sido transcrito del expediente de la Ley Nº 11634 del Archivo del Congreso de la República.

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