jueves, 15 de noviembre de 2007

La batalla de Nasca

Diario La Opinión – Lunes 26 de Setiembre de 2005


LA BATALLA DE NASCA 

 ALBERTO ROSSEL CASTRO
En Nasca: Párroco e Inspector del Museo y Biblioteca Municipal
En Ica: Párroco y Profesor de Historia en la GUE San Luis Gonzaga


“Mi propósito es solo presentar algunos hechos ilustrativos que se relacionan con la Historia Regional de Ica, los mismos que vienen, a rectificar ciertos datos que adolecen de fundamento histórico y que han sido defendidos, mas de nueve lustros, como dogmas de fe, pero que ante los métodos modernos de la heurística, resultan estos datos inconciliables e indefendibles frente a la verdad histórica”.
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La nota precedente fue publicada por el Padre Alberto Rossel Castro en el diario “La Voz de Ica” el 26 de setiembre de 1953.



LA ACCION DE ARMAS por la causa de la Independencia del Perú, realizada en la entonces villa de Nasca, el 15 de octubre de 1820, por las fuerzas del general don José de San Martín, al desembarcar en Paracas, algunos historiadores contemporáneos, tergiversando los hechos, señalan esta batalla en la zona de Changuillo, cuando en esa época no era un pueblo sino el nombre de unas chácaras que pertenecieron a la jurisdicción de la hacienda San Javier, propiedad que fue de de la Compañía de Jesús desde el año de 174. El Gral. San martín, con el propósito de atacar la división enemiga de Quimper que había fugado de Pisco a Ica y de penetrar al centro del país por la sierra, formó una vanguardia el día 3 de octubre de 1820, al mando del General don Juan Antonio Álvarez de Arenales, quién llegó en dos jornadas a Ica, en la madrugada del 6 de octubre, atravesando las pampas de “Villakurí” y las sendas cerradas de los montes guarangales de Guadalupe, Makakona y Saraja, y no encontró obstáculo alguno, antes bien el cabildo, los prelados de los conventos y los párrocos, y una parte del vecindario, mostrando gran alegría, salieron a extramuros de la ciudad a recibir al Ejército Libertador. Álvarez de Arenales indagó que Químper y el conde de Monte – Mar don Fernando Carrillo, hacendado de Chincha, habían fugado con rumbo al Sur precipitadamente la noche del 5 de octubre, con 500 infantes, 100 caballos y una pieza. Entonces, Álvarez de Arenales dispuso que el coronel Manuel Rojas, “CON 80 CABALLOS E IGUAL NÚMERO DE INFANTES, MARCHASE HASTA NAZCA, DONDE, SEGÚN NOTICIAS CONSTANTES, PERMNECÍA EL ENEMIGO CON CUANTO PUDO SALVAR EN SU FUGA”. En el mismo Boletín Nº 2, también mencionase: “EL DÍA 12 SALIÓ DE ICA EL TENIENTE CORONEL ROJAS DIRIGIENDO SU MARCHA POR DESIERTOS ESTRAVIADOS LLEGÓ EL 15 A CHANGUILLO, TRES LEGUAS DE RETAGUARDIA DEL ENEMIGO”. Éste párrafo prueba claramente que el coronel Rojas llega a Changuillo, posiblemente, en la madrugada del día 15 e indaga que se encuentra a tres leguas de retaguardia del enemigo. El historiógrafo Bartolomé Mitre es preciso y lacónico en sus términos al tiempo de comentar el Boletín del Ejército Libertador: “MARCHANDO POR CAMINOS EXTRAVIADOS SITUÓSE A TRES LEGUAS DE RETAGUARDIA DE QUÍMPER, QUE CON 600 HOMBRES DE INFANTERÍA Y CABALLERÍA, HABÍA HECHO ALTO EN EL PUEBLO DE NAZCA”. La distancia que media entre Changuillo y Nazca está equivocada, por cuanto los naturales de ese lugar no suministraban un cómputo preciso; de esto el mismo Álvarez de Arenales ya se queja desde Chunchanga al tiempo de escribir a San Martín, en su jornada de Pisco a Ica; empero, la distancia que media entre Changuillo y Nazca es de más de 40 kilómetros, y que el Ejército Libertador de Rojas, para atravesar el despoblado de “Sokos” y llegar hasta Nazca, debió emplear, por lo menos cinco horas. El Coronel Manuel Rojas salió de Changuillo el día 15 por la mañana y desembocó por la zona de “Kunkumayo”, único camino de entrada para el pueblo de Nazca. El mismo coronel dispuso que los valientes capitanes Lavalle y Bermúdez (2) y el Teniente Suárez de cazadores de escolta, entraran por las calles del pueblo con la caballería a galope, mientras avanzaba la infantería. Refiere el Boletín que el día 15 de octubre de 1820, la confusión y el desorden fueron igual a la sorpresa: “LOS ENEMIGOS ABANDONARON LA PLAZA CON LA VELOCIDAD DEL MIEDO Y FUERON PERSEGUIDOS Y ACUCHILLADOS HASTA UNA LEGUA DEL PUEBLO: EL CAMINO POR DONDE EMPRENDIERON SU FUGA QUEDÓ SEMBRADO DE CADÁVERES”. Esto prueba que la batalla fue sangrienta. Los soldados realistas fueron perseguidos a cinco kilómetros de Nazca, por el camino de herradura de Pangaraví que conducía hasta el Cantón o “Portachuelo”, en el que existe, antes de tramontar hacia Pajonal, una pampa eriaza. En esta batalla campal los enemigos, entre muertos y heridos, tuvieron 50 hombres; prisioneros, 6 oficiales y 80 soldados de línea, y gran número de milicianos; se recogieron 300 fusiles, crecido número de tercerolas, fortinuras, sables y lanzas y todos los equipajes de la división. El Coronel Quimper salió de esta refriega en fuga y dijo según declaración de un soldado realista, en su escape a Acarí: “Que le siguiese la caballería”.
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(1) Este artículo fue transcrito del libro: CACIQUES Y TEMPLOS DE ICA del historiador, Padre Alberto Rossel Castro.
(2) Nota de Wilfredo Gameros Castillo: Es un error considerar a Bermúdez; se trata del capitán Federico Brandsen, quién comandó un escuadrón de 40 granaderos  en la Batalla de Nasca. Bradsen era francés de nacimiento, había luchado en el ejército de Napoleón Bonaparte.

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