jueves, 26 de febrero de 2009

El Combate y Victoria de Nasca por Alberto Casavilca


Diario Noticias.   Nasca, 4 de Setiembre de 1948

EL COMBATE Y VICTORIA DE NASCA

Alberto Casavilca Curaca  (1)

"El Historiador de Ica"

Al actual departamento de Ica, le tocó en suerte ser el primero en recibir la acción libertadora del General D. José de San Martín, y dentro de su territorio le correspondió al Partido de Nasca, la gloria de ser teatro del primer triunfo alcanzado por los patriotas chilenos y argentinos, en la gran campaña de la emancipación peruana.
Después del desembarco de la Expedición Libertadora en Paracas y proclama del “Primer Día de la Libertad del Perú” en Pisco, rotas las hostilidades por San Martín el 4 de octubre de 1820, dio orden inmediata de que partiese la División del General Arenales a batir a los realistas, que a la hora del desembarco se habían retirado a Ica, debiendo salir la Expedición con sigilo y lo más rápido posible, para alcanzarlos de sorpresa, y concibiendo el temor de que lo supieran los españoles, se pusieron en marcha en la tarde del 5, para amanecer en Ica, cumpliéndose su presentimiento, pues ya éstos habían fugado hacia Palpa.
Entre tanto, San Martín que desde Pisco estaba en comunicación con los patriotas iqueños, envió un pliego anunciando que marchaban los patriotas, por lo que al desocupar Ica las fuerzas realistas, se reunió el Cabildo de la Ciudad, se pronunció por la Revolución y salió en unión del pueblo a abrazar a sus libertadores, en la mañana del 6 de octubre.
Arenales hace descansar en el día a sus tropas para ordenar en la noche la persecución de los realistas. Para lo que destacó al teniente coronel Rufino Guido con su escuadrón, quién viajó toda la noche por los arenales atravesando el desierto de Huayurí, cuya extensión es de 14 a 16 leguas, sin agua ni recurso alguno, hasta llegar a Palpa, de donde se regresó a Ica, en la convicción de que los fugitivos habían seguido su corrida hacia Nasca. Por tercera vez se habían escapado los realistas de manos de los libertadores.
Nada mas grandioso que el entusiasmo y la fe en el triunfo que abrigaban estos prohombres, y como se alentaban mutuamente. Arenales, desde Ica, le dice en carta a San Martín: “Si, mi General, con mi cargamento me batiré aunque sea con el mismo demonio, envalontenaré a los pueblos y acreceré la fuerza que debe hacer respetar nuestros ejércitos y poner en terror a los enemigos. No hay porque acobardarse, la victoria ha de ser nuestra, a pesar de la falsía: adelante, adelante, adelante mi general, y no hay cuidado”.
No menos era la vehemencia y ardor de los iqueños, que clamaban por que cuanto antes se batiesen a los españoles refugiados en Palpa. El mismo General Arenales dejó testimonio de esa actitud escribiéndole a San Martín: “Como los enemigos con la poca fuerza que les ha quedado se detuvieron en Palpa, distante 24 leguas de aquí, ha clamado este vecindario (y con razón), por que se envíe una fuerza capaz de destruirlos, o al menos de arrojarlos para las largas travesías hacia Arequipa”… motivo por el que este general destacó a la División Expedicionaria del teniente coronel Manual Rojas, doliéndose del sentimiento que pudiera causarle a su Jefe, con la demora en Ica, lo cual se colige de la misma carta, cuando expresa: “A fin de lograr el golpe completo como necesitamos, y no dejar este infeliz vecindario con la soga al cuello, como quedaría si el enemigo pueda regresar sobre él después de mi salida, como es probable, y creo en los sentimientos de usted causaría el mayor dolor, atendiendo a la sinceridad y buena fe con que esta gente se ha portado”.
Pero como tres veces las fuerzas realistas del coronel Manuel Quimper se habían burlado de los patriotas sin presentarles batalla, concibieron éstos el plan de cortarles la retirada, yendo a posesionarse más al Sur, para caerles de sorpresa por retaguardia, reposando confiados en las avanzadas que habían destacado sobre el camino a Palpa, caminos que han [he] explorado personalmente para darme cuenta de los movimientos estratégicos sobre el mismo campo de operaciones. El plan surtió el más grande de los éxitos, y para mayores detalles, voy a transcribir la forma como da cuenta del combate, el mismo General San Martín, al Ministro de Guerra de Chile:
“Con el objeto de dejar en completa seguridad al vecindario de Ica y prevenir que la fuerza de Quimper volviese sobre este pueblo, luego que nuestra división siguiese a su destino, dispuso el coronel mayor Arenales que el teniente coronel Rojas con 80 caballos e igual número de infantes marchase hasta Nasca, donde según noticias contestes [constantes] permanecía el enemigo con cuanto pudo salvar en su fuga. Para que esta operación tuviera el éxito deseado, era necesario que se efectuase por sorpresa; de otra manera no era factible que la tropa de Quimper se dejase ver de nuestros soldados”.
El 12 salió el Teniente Coronel Manuel Rojas dirigiendo su marcha por desiertos extraviados, llegó el 15 a Changuillo, 3 leguas a retaguardia del enemigo. La confianza que tenía este en sus avanzadas situadas en el camino de Palpa, hizo que nuestra pequeña división se aproximase al pueblo de Nasca sin ser sentida. Entonces dispuso el comandante de ella que los valientes capitanes Lavalle y Bermúdez ([2]) y el teniente Suárez de la escolta, entrasen con la caballería al gran galope, mientras avanzaba la infantería.
La confusión y el desorden fue igual a la sorpresa; y los enemigos abandonaron la plaza a la velocidad del miedo; fueron perseguidos y acuchillados hasta una legua del pueblo. El camino por donde emprendieron su fuga, quedó sembrado de cadáveres y heridos. Quimper abandonó a sus soldados, y según afirma uno de sus oficiales prisioneros, la única orden que dio al verse atacado fue que le siguiese la caballería. La fuerza del enemigo por la relación de los mismos enemigos ascendía a más de 600 hombres, de ellos se han tomado 6 oficiales, y 80 soldados de línea, fuera de un gran número de milicianos. Los muertos y heridos pasan de 50. También han quedado en nuestro poder 300 fusiles, un crecido número de tercerolas, fornituras, sables y lanzas, con todos los equipos de la división.”
Tal fue el combate de Nasca, el 15 de octubre de 1820,([3]) en el que 160 hombres inflamados de un ardor patriótico infundido por la mas santa de las causas, la libertad de un continente, desbaratan en pocos instantes a una fuerza regular de 600 soldados, sin atreverse éstos a presentarles batalla a los patriotas, inseguros y como avergonzados de la causa que defendían con tan poco valor”.
El conocido historiador chileno Gonzalo Bulnes dice acerca de este hecho de armas: “No fue una batalla, ni merece siquiera el nombre de encuentro. Fue una matanza de hombres inermes por la fuga y el espanto.
El coronel Quimper y el Conde de Montemar escaparon de la persecución, figurando entre una de las acusaciones que los jefes españoles hicieron al Virrey Pezuela para destituirlo, el haberle confiado al inepto y cobarde Quimper la defensa de tan importante región como la de Ica que dejó abandonada a los patriotas.
Para hacer más completo el triunfo, el teniente coronel Rojas, destacó desde Nasca, al teniente Vicente Suárez con una partida de cazadores a caballo, que marchase con toda rapidez, a apoderarse de los bagajes del ejército realista. En la misma noche del 15, partió el destacamento venciendo las dificultades de la inmensa pampa de Tunga, llegando a las dos de la tarde a Acarí y apoderándose por sorpresa de 100 cargas de pertrechos de guerra, y equipaje que habían sacado los realistas de Ica.
Así fue como la victoria de Nasca, la sonrisa del primer triunfo de las armas patriotas, acarició el alma del General San Martín y de sus soldados libertadores, dejando una página de gloria para el Ilustre Prócer Argentino, para su esforzado ejército, para la legendaria tierra de Nasca y para el Departamento de Ica.
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NOTAS de:Wilfredo Gameros Castillo

(1) Alberto Casavilca, el más grande historiador de Ica, también sostuvo que la Primera Batalla de la Independencia del Perú sucedió en el pueblo de Nasca.

(2) Bermúdez: es una equivocación mencionarlo. Se le confunde con el francés capitán Federico Brandsen, quién si participó en la Batalla de Nasca al mando de 40 jinetes.

(3) La Batalla de Nasca fue el 14 de octubre de 1820, se le suele confundir como que sucedió un día después, porque en el Parte de Batalla, el victorioso jefe argentino teniente coronel Manuel Rojas registra: Nasca, y Octubre 15 de 1820. Pero, al observar las primeras líneas de ese extenso Parte de Batalla se lee: "El enemigo acaba de ser completamente derrotado del modo más ignominioso, sorprendiéndolos a las cinco de la tarde de ayer por entre las calles de este Pueblo". Se firma el Parte de Batalla el 15 de octubre, y se escribe: los derrotamos ayer. Es obvio la Batalla de Nasca fue el 14 de Octubre, fecha que consideran, el Centro de Estudios Histórico Militares y el Instituto Sanmartiniano del Perú.