jueves, 15 de noviembre de 2007

Capitán Juan Lavalle

General Juan Lavalle, patriota Argentino, a la edad de 23 años, con el grado de capitán y al mando de un escuadrón de 40 granaderos, peleó y venció en la Batalla de Nasca.



Diario La Opinión – Viernes 14 de Octubre de 2005

Héroe de la batalla de Nasca


CAPITÁN JUAN LAVALLE: JEFE DE ESCUADRÓN DE CABALLERÍA


Escribe: Wilfredo Gameros Castillo


NOTABLE GUERRERO DE LA INDEPENDENCIA. Nació el 17 de octubre de 1797, en una de las más ricas y distinguidas familias de Buenos Aires. A los quince años ingresó como cadete al Regimiento de Granaderos a Caballo que organizaba el general José de San Martín.
En el cruce de Los Andes del general San Martín, para liberar a Chile, un escuadrón realista de 100 jinetes fue derrotado por el teniente Lavalle con su escuadrón de 25 granaderos. Días después, el 18 de febrero de 1817, luchó en la Batalla de Chacabuco. Como capitán, peleó en Cancha Rayada y el 5 de abril de 1818, brilló en la Batalla de Maipú, que dio la Independencia definitiva de Chile.
Al desembarcar en Paracas con el general José de San Martín, lo destinan a la División Volante del general Arenales. Luego de ocupar Ica, al mando del teniente coronel Manuel Rojas luchó en la Batalla de Nasca, donde el capitán Juan Lavalle, mandó un escuadrón de 40 jinetes que atacaron en Nasca, el 14 de octubre de 1820, a las fuerzas realistas del coronel Manuel Quimper. En la Primera Campaña de la Sierra, en la Cuesta de Jauja, derrotó a las fuerzas del coronel José Montenegro, y el 5 de diciembre, en la Batalla de Cerro, luego que el general Arenales derrotara al brigadier Diego O'Reilly, el mayor Lavalle sigue y rinde a la caballería realista en retirada. A inicios de 1822, desde Guayaquil el general Antonio José de Sucre le solicita auxilio al general José de San Martín, que presto le envía 1,622 soldados, al mando del coronel Andrés de Santa Cruz; entre ellos van los batallones peruanos Trujillo y Piura, y el Escuadrón de Granaderos a Caballo de Los Andes del mayor Juan Lavalle. Este, al mando de su escuadrón de 96 granaderos, triunfa en Riobamba, frente a 400 jinetes realistas. Luego, Lavalle se distinguió en Pichincha.
En abril de 1823, a las órdenes del general Rudecindo Alvarado, realizó la Campaña de Puertos Intermedios, lucha en las batallas de Calana, Torata y Moquegua, donde el Ejército Patriota sufrió bajas espantosas. Luego del desastre de Moquegua, los granaderos del teniente coronel Lavalle cubrieron heroicamente la retirada hacia el puerto de Ilo de 2,700 soldados patriotas. En aquel repliegue de 22 leguas: "V¡va el Rey", eran las palabras que daban inicio a un ataque de 1,000 jinetes realistas del general Carratalá. "V¡va la Patria", era la respuesta que indicaba volver caras al escuadrón de 300 granaderos patriotas, para, sable en mano, ponerse al trote para rechazar violentamente la embestida del enemigo. Veinte veces atacó la caballería de general Carratalá y veinte veces fueron rechazados con pericia y valor por los granaderos del teniente coronel Lavalle, hasta que pudieron embarcarse e Ilo. Por esta acción, al retorno a Lima, el Gobierno le extendió a Juan Lavalle sus despachos de coronel.
A finales de 1823, Juan Lavalle retornó a su país. En su patria, en abril de 1826 en la campaña contra el Imperio del Brasil, vence al célebre guerrillero brasileño, Bentos Manuel. En la victoriosa Batalla de Ituzaingó realizó proezas con su batallón, tanto, que el general Alvear lo ascendió a general en el mismo campo de batalla. Un balazo en la rodilla, en otra acción, lo obliga a retirarse a Buenos Aires, donde observó la renuncia de Bernardino Rivadavia por evitar firmar una paz indigna, tomando el poder el opositor, general Dorrego. A su retorno al frente, encuentra al ejército diezmado a la mitad de sus efectivos, pese a cuatro victorias. Culpa al Gobierno, al general en jefe. Sublevó al ejército y derrocó al general Borrego, lo bate en campos de Navarro y ordenó su fusilamiento. Esta fatal decisión del general Lavalle desencadenó la guerra civil. El prócer asumió ante la Historia aquel error político, más todavía, lo pagó con su vida. En la noche del 8 de octubre de 1841, cuando se retiraba sobre Jujuy con una pequeña tropa de 200 hombres, el general Lavalle se asomó a la ventana de su alojamiento cuando un balazo le atravesó la garganta. Sus restos fueron llevados a Bolivia y depositados en la Catedral de Potosí.
El general Juan Lavalle recorrió Argentina, Chile, Perú y Ecuador; peleó con patriotismo puro, desinteresado, debió ser digno de mejor suerte.
El año 1858, sus cenizas fueron trasladadas a la ciudad de Buenos Aires y depositadas en el Cementerio de La Recoleta.
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NOTA DEL AUTOR: Las mayores fuentes de este artículo son de la Obra: “BIOGRAFÍAS ARGENTINAS Y SUDAMERICANAS”, del historiador argentino capitán de fragata Jacinto Yaben, que contiene la biografía de Juan Lavalle, registrando en el Tomo III, página 356: “Desembarcado en Pisco, tócale ser de los primeros en batirse en Nazca, el 15 de octubre, a las órdenes del teniente coronel Manuel Rojas”, y la obra “DE PARACAS A AYACUCHO” de Guillermo Ezcurra y Luis A. Leoni Houssay, encargadas expresamente por la Presidencia de la Nación Argentina, en cuya biografía de Juan Lavalle, registra en la página 57: “Poco tiempo después del desembarco en paracas, se bate sucesivamente en Nazca, Pampa de Cangallo y Jauja”. Estas dos obras biográficas no mencionan a Changuillo en absoluto, pueblo que ostenta equivocadamente esta batalla.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Un héroe homérico, un temerario argentino, un corazón con espada.Se excedió en el crimen político, pero sembró de gloria, con bizarría, los campos de batalla en los que estuvo.Ningún militar actual puede ufanarse de lo mismo, salvo excepcionales casos en Malvinas.

Ariel Corbat dijo...

UNITARIO Y SALVAJE!


Capitán de valientes,
bravura en la sangre
y la furia en tu espada.
León de Riobamba
por la gloria y la Patria
esa épica carga
de porteña arrogancia
es tu hora de bronce.

Pero eliges ser hombre;
carne de batalla
en sudor de mujeres,
pecho de pasiones,
no rostro de medalla
ni héroe, ni prócer:
Alma de amaneceres,
uno, entre millones.

"Espada sin cabeza"
osaron juzgarte,
por tu poncho celeste
con sombra de muerte.
Tus yerros, tus aciertos,
hacían la historia;
cuando es "aquí y ahora"
hay final abierto.

General Juan Lavalle,
Señor del coraje:
¡Unitario y salvaje
me siento al cantarte!


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López