EL 21 de octubre del año 2000, en la celebración, en Pisco, del 180º Aniversario que el general José de San Martín estableció la primera Bandera del Perú Independiente; en el Club Social Pisco, Wilfredo Gameros Castillo presentó su obra: "Semblanzas Biográficas y Episodios de la Independencia".------------------En la fachada del Club Social Pisco existe una placa con el rostro en alto relieve del general San Martín que registra: "Habitó esta casa el año 1820 el soldado de la libertad del Perú: don José de San Martín", en efecto, en 1820 esa mansión de Pisco fue el Cuartel General del Ejército Libertador. Esa casona de aspecto señorial, ubicada a 25 metros de la Plaza Principal de Pisco, en la primera cuadra de la avenida José de San Martín es, desde 1920 la sede del Club Social Pisco y es centro de reuniones culturales y sociales de los pisqueños.El Club Social Pisco, quedó en ruinas tras el sismo del 15 de agosto de 2007.-------------------Wilfredo Gameros Castillo realizó una significativa presentación de su obra: "Semblanzas Biográficas y Episodios de la Independencia" en el Club Social Pisco, institución del pueblo en cuyas playas desembarcó el 8 de setiembre de 1820 la Expedición Libertadora del general José de San Martín. La obra, acorde a su título, está constituida por biografías y episodios de la Independencia, algunos poco conocidos, otros distorsionados y otros ignorados. Destaca su investigación sobre la historia de la primera batalla de la Independencia: "Nasca: el primer encuentro armado de la Independencia" y "Partes de batalla del encuentro armado de Nasca" y, derivados de éstos, las biografías de los principales jefes de la batalla de Nasca: teniente coronel Manuel Rojas, capitán Federico Brandsen, capitán Juan Lavalle, teniente Juan Vicente Suárez y cabo 1º Eustoquio Frías. PARTICIPACIÓN DE AFROPERUANOS EN LA INDEPENDENCIA A diferencia de los historiadores que abordan a la población afrodescendiente casi exclusivamente en la fase de la esclavitud, el autor presenta, contra la discriminación racial, dos artículos: "Ildefonso: un mártir negro de la Independencia", héroe chinchano y "La raza negra en la Independencia", este último contiene un párrafo de una carta del general José de San Martín, dirigida a Chile, al director supremo Bernardo O´Higgins, comunicándole sobre el enrolamiento voluntario de negros peruanos en el Ejército Libertador: "Con seiscientos negros he aumentado el Ejército, y pienso aumentarlo con quinientos más. Estos negros se hallan ya fogueados y en estado de poder batirse" y el testimonio de una madre negra de Pisco que despide a sus 3 únicos hijos que se enrolan en el Ejército Libertador, que declaró que lo único que ella sentía era no tener 30 hijos en vez de 3 para que peleasen por una causa tan noble, y les dice: "Sea hijos míos, volved victoriosos o morid en el campo de honor". Los datos precedentes han sido obtenidos de la Colección Documental de la Independencia del Perú.
martes, 11 de diciembre de 2007
SEMBLANZAS BIOGRAFICAS Y EPISODIOS DE LA INDEPENDENCIA
lunes, 10 de diciembre de 2007
Pronunciamiento del Presidente del Comité de Defensa de la Batalla de Changuillo
Considerando que el documento precedente me alude, tengo el derecho de responder al señor Juan Quispe Quispe, presidente del Comité de Defensa de la Batalla de Changuillo.
Juan Quispe Quispe, escribió: asesorado por el seudo historiador, El Economista Wilfredo Gameros Castillo.
Wilfredo Gameros Castillo: Estudié economía, que, como la historia, es una ciencia social. Gregorio Martínez me escribió en una ocasión: “Wilfredo, en la universidad te han adiestrado para investigar, allí te han dado las herramientas para escribir sobre historia también”.
Juan Quispe Quispe, escribió: “Su “asesor” ha editado dos Libros que han “entusiasmado” al Congresista Ramos Loayza, sin notar siquiera que dichos libros se contradicen”.
Wilfredo Gameros Castillo: No fui asesor del congresista Carlos Ramos Loayza, fui colaborador en la elaboración del Proyecto de Ley para reivindicar para Nasca la primera batalla de la Independencia. Escribo reivindicar porque esta palabra significa: “Recuperar uno lo que por derecho le pertenece”. Respecto a mis dos libros de investigación, han sido adquiridos nada menos que por la biblioteca más grande el mundo: La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Navegando en “Google” se puede comprobar.
Juan Quispe Quispe, escribió: su “asesor” solamente toma en cuenta para sustentar sus Libros una bibliografía parcializada.
Wilfredo Gameros Castillo: Considero absolutamente todas las pruebas necesarias e imprescindibles para sostener que la primera batalla de la Independencia fue en Nasca: a) El parte de batalla del jefe patriota vencedor en Nasca teniente coronel Manuel Rojas Argerich, b) Opiniones de los años 1950 y 2004 del Centro de Estudios Histórico Militares, c) Opiniones de los años 1950 y 2004 del Instituto Sanmartiniano del Perú, d) Placa conmemorativa colocada en Nasca en 1970 por la Comisión del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, e) Felicitación desde Pisco por el general José de San Martín por la batalla de Nasca, f) Memorias del general Juan Antonio Álvarez de Arenales, g) Bartolmé Mitre, historiador que fuera presidente de la República Argentina. En total son veinte pruebas las que obtuve, las que presento, con indicaciones en que biblioteca, en que libro y en que páginas se encuentran, en este mismo blog, en el artículo “DOCUMENTOS QUE AVALAN LA BATALLA DE NASCA”. Además de esos dos libros, desde hace diez años, he publicado en diarios de Ica y Lima, una treintena de artículos de historia y jamás he recibido una crítica de un historiador a mi reivindicación de la batalla de Nasca, al contrario, he recibido felicitaciones de historiadores de la talla del Dr. Juan José Vega, quién prologó mi obra: “Semblanzas biográficas y episodios de la Independencia”, libro que presenté en el Centro de Estudios Histórico Militares, donde recibí aprecio y respeto de su titular, por mi rectificación de la Historia. Si mintiera en mi libro, escribiendo que la primera batalla de la Independencia fue en Changuillo, sin duda, no hubieran permitido presentarlo en ese templo de la Historia. Si me entregaron un par de panfletos de insultos a mi persona que circulan en Changuillo; pues a la ofensa recurren cuando no tienen argumentos válidos en que apoyarse. Hasta el escritor nasqueño Gregorio Martínez, que, con el entusiasmo de mis hermanos mayores en mi época universitaria, me aconsejó y animó, vía internet, más de dos años en mis investigaciones sobre la batalla de Nasca, iniciando invariablemente sus cartas con un afectuoso "Querido Wilfredo", publicó inesperadamente en el diario La República, un artículo "La batalla de Changuillo", plagado de mentiras e injurias a mi persona. Le respondí con la verdad con otro artículo "La batalla de Nasca", en el mismo diario. Ambos artículos están entre los primeros de este blog.
Juan Quispe Quispe, escribió: su “asesor”… dejando de lado una veintena de obras de Autores Peruanos, chilenos, argentinos e ingleses.
Wilfredo Gameros Castillo: La única manera de combatir mi libro es publicando otro libro de investigación, en base a libros de prestigiosos historiadores y testimonios de célebres participantes de la guerra de la Independencia, indicando en que biblioteca se encuentran esos libros, y en que páginas aseguran que la batalla fue en Changuillo. Es imprescindible incluya el parte de la batalla de Changuillo escaneado de una publicación digna de crédito, el parte de batalla es la partida de nacimiento de una batalla. Similar al parte de la batalla de Nasca que a continuación presento escaneado de la Colección Documental de la Independencia del Perú, con un análisis del mismo.
El señor Quispe escribe panfletos solo para Changuillo. Defiendo la batalla de Nasca investigando y escribiendo libros y artículos que expongo al Perú entero, y ahora por la Internet a todo el Mundo.
viernes, 30 de noviembre de 2007
PARTES MILITARES DE LA BATALLA DE NASCA
Según dicha publicación, los dos Partes Militares de la Batalla de Nasca han sido copiados de los originales que se conservan en el Archivo Nacional de Santiago de Chile.
Evidencia que la Batalla de Nasca fue el 14 de octubre de 1820 y en Nasca
Debe resaltarse que en ambos Partes de Batalla los data el teniente coronel Manuel Rojas Argerich así: Nasca y octubre 15 de 1820.
Entre las cinco primeras líneas del Primer Parte de Batalla, el teniente coronel Manuel Rojas Argerich escribe: “El enemigo acaba de ser completamente derrotado del modo más ignominioso, sorprendiéndolos a las cinco de la tarde de ayer por entre las calles de este pueblo”.
La data del Parte de Batalla es: Nasca y octubre 15 de 1820. En las primeras líneas dice que el encuentro Armado fue ayer, es obvio,la Batalla fue el 14 de octubre de 1820. En el Parte de Batalla escribe "sorprendiéndolos a las cinco de la tarde de ayer por entre las calles de este pueblo"; al escribir las calles de este pueblo, se refiere al pueblo que figura en la data: Nasca. Es decir la Batalla fue en Nasca.
Análisis de los Partes de la Batalla de Nasca
También puede establecerse que la batalla fue el 14 de octubre de 1820 y dentro del pueblo de Nasca, haciendo un seguimiento, en los Partes de Batalla, de la ruta seguida por las fuerzas patriotas del teniente coronel Manuel Rojas Argerich. Las frases entre comillas y negritas pertenecen al Parte de Batalla:
1. Por orden del general Juan Antonio Álvarez de Arenales, el teniente coronel Manuel Rojas Argerich, salió de Ica hacia el Sur, a medio día del 12 de octubre de 1820, para atacar a las tropas realistas del coronel Manuel Químper,
2. “Desde la venta dije a V.S.”… “Me obligó a despachar la noche del 12, tres espías”. Estas frases explican que en la noche del mismo día 12 de octubre, las fuerzas realistas han alcanzado el poblado de La Venta, ubicado en el extremo sur del valle de Ica.
3. “El 13 muy temprano marché a posesionarme del último monte que se encuentra a distancia de 4 leguas para entrar a la gran travesía de otras 17 sin agua ni más aucilio que los que tiene la Arabia”. En la mañana del día 13 de octubre, los patriotas ocupan el último monte, que es Ocucaje, indudablemente. Y el desierto a atravesar es el de Huayurí.
4. “Antes de las 8 de la noche, estaba en la Encrusijada, por donde debía separarme del camino principal de Palpa, recostándome a la derecha”. A las 8 de la noche del 13 de octubre de 1820, las fuerzas patriotas terminaron de cruzar el desierto de Huayirí y se disponen a tomar el camino secundario de la derecha, hacia Changuillo.
5. “Recién apuntaba el sol, cuando la partida de avanzada se posecionó de la Hacienda del Changuillo, e inmediatamente paró allí toda la división para hacerla descansar un par de horas”. Las fuerzas patriotas llegan a Changuillo, al amanecer del día 14 de octubre de 1820, para descansar dos horas. Es obvio que no hay un solo soldado realista en Changuillo, porque no se menciona. Veamos en Palpa.
6. “Nos adelantamos… a reconocer… y a una media legua hacia a Palpa”. “Varios hombres se retiraban… Supe por estos que solo 12 soldados de Tropa con un oficial quedaban en el Pueblo”. Por espionaje se enteran que en Palpa, pueblo que han esquivado los patriotas, hay 12 soldados realistas y un oficial en calidad de centinelas.
7. “Químper con el Conde y sus Tropas, habían salido dos días antes”. Describe que el coronel Manuel Químper ha salido de Palpa hacia Nasca, dos días antes es decir el día 12 de octubre de 1820; entonces, por la distancia en ese tránsito, largamente ese día 14 de octubre de 1820, todas las tropas realistas se encontraban en Nasca, si no más al Sur.
8. “Creí llegado el momento de hacer nuevo esfuerzo con la tropa y emprender al instante un movimiento rápido para cooperar con el esterminio de esa fuerza”. Decide esa misma mañana del 14 de octubre de 1820, atacar a las fuerzas realistas acantonadas en Nasca.
9. “Diez legua nos restaban en estas jornadas también de despoblado y sin agua“. Registra el teniente coronel Manuel Rojas Argerich que para combatir a las fuerzas realistas partiendo de Changuillo, le faltan diez leguas. Es decir que a Changuillo y Nasca los separan 56 kilómetros; pero la distancia real es 40 kilómetros; comprensible, pues los datos del Parte de Batalla son de hace 187 años. En cuanto al camino de despoblado y sin agua, este es indudablemente el desierto donde están ubicadas las Líneas de Nasca, zona que necesariamente hay que cruzar para ir de Changuillo a Nasca.
10. “Sin tirar un solo tiro llegamos hasta una avanzada que tenían a pocas cuadras de la Plaza que huyó inmediatamente dispersándose”… “Sería las cinco de la Tarde cuando ocupé la Plaza que aun no habían del todo avandonado y sin detenerme seguí adelante” … Describe que a las cinco de la tarde atacaron la Plaza de Nasca. Corresponde perfectamente llegar a caballo de Changuillo a Nasca cuando menos en cinco horas. Debe indicarse que los patriotas atacaron solamente con la caballería: 110 jinetes.
11. “Nasca y Octubre 15 de 1820”. Esta data va en los dos Partes de Batalla: porque la Batalla fue en Nasca, registran Nasca.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
IZAMIENTO DE BANDERAS - 187º ANIVERSARIO BATALLA DE NASCA
El 22 de julio de 1997, con artículo en el diario La República: "Nasca, el primer encuentro armado de la Independencia", Wilfredo Gameros Castillo inicia la reivindicación de la Batalla de Nasca; publica los libros "Semblanzas biográficas y episodios de la Independencia" y "Nasca: la primera batalla" y artículos periodísticos; y aporta veinte documentos que avalan la Batalla de Nasca al congresista Carlos Ramos L., coparticipando en elaborar el Proyecto de Ley Nº 09662-2003/CR que reclama para Nasca la primera batalla de la Independencia.Wilfredo Gameros Castillo organizó y celebró la Batalla de Nasca los 14 de octubre de los años 2004 y 2005.
Los años 2006 y 2007, Aurelio Muñoz Alarcón y José Quiróz Gallegos organizaron la celebración de la Batalla de Nasca. Muñoz, organizó el aspecto histórico - cultural y Quiróz la maratón infantil y juvenil, solicitando premios a entidades de comercio y servicios de Nasca. En el control de la competencia se sumó Eleodoro Trinidad, director de Radio Élite de Nasca.
El 26 de julio de 2000, el Alcalde de Nasca, Aroldo Corzo Catalán, declaró a Wilfredo Gameros Castillo: Ciudadano Ilustre de Nasca y le otorgó la Medalla Cívica de Nasca, máxima condecoración que otorga la Municipalidad Provincial.
Al Izamiento de la Bandera en el 187º Aniversario de la Batalla de Nasca, Wilfredo Gameros y Aurelio Muñoz, como promotores de la Batalla de Nasca, asisten invitados por José Sarmiento Polanco, Jefe de Relaciones Públicas de la Municipalidad de Nasca.
Es obligación organizar la celebración del Aniversario de la Batalla de Nasca a la Municipalidad de Nasca, en la Plaza Bolognesi, al resplandor de la placa allí instalada por la Comisión del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, que registra:
AQUÍ EL 14 DE OCTUBRE DE 1820 LAS FUERZAS PATRIOTAS AL MANDO DEL TNTE. CNEL D. MANUEL ROJAS VENCIERON A LAS TROPAS REALISTAS. HOMENAJE EN EL SESQUICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU. NAZCA, 14 DE OCTUBRE DE 1970.
Video, cortesía de: Valentín Ramos de TVSur Canal 15 UHF Nasca
Nasca: la primera batalla de la independencia
EL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES RATIFICA AL CONGRESISTA CARLOS RAMOS EN 2004 QUE LA PRIMERA BATALLA DE LA INDEPENDENCIA FUE EN NASCA
Oficio Nº 138 CEHMP/2400
Señor:
: PEDRO CARLOS RAMOS LOAYZA
: Congresista de la República
Asunto : PROYECTO DE LEY Nº 9662/2003-CR
Ref. : Oficio Nº 542-2004-CR-CRL del 05 mayo 2004
Es honroso dirigirme a Ud. Señor Congresista de la República, con el objeto de dar respuesta al oficio indicado en el rubro de la Referencia, relacionada con el lugar y fecha del PRIMER ENCUENTRO ARMADO realizado por la Expedición Libertadora luego de su desembarco en Pisco el 8 de setiembre de 1820 en el siguiente sentido:
De acuerdo a las fuentes disponibles en el CEHMP relacionada fundamentalmente con el Parte de Combate, emitido por el TC MANUEL ROJAS ARGERICH, natural de Buenos Aires, jefe de un destacamento del Ejército Libertador, quién se encontraba cumpliendo una misión de reconocimiento para fijar la posición de las fuerzas realistas en dirección Norte Sur habiendo alcanzado a tropas realistas comandadas por el Crl realista MANUEL QUIMPER en la propia ciudad de Nazca el 14 de octubre de 1820, a las 5 de la tarde a las que enfrentó causándole numerosas bajas y capturando 80 caballos y 300 fusiles.
Por lo tanto el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, considera que el Proyecto de Ley se ajusta a las fuentes Históricas en cuanto a la RECTIFICACIÓN, de la fecha y lugar donde se llevó a cabo el Primer Encuentro Armado de la Independencia.
Es cuanto tengo que informar a Ud., Sr. Congresista de la República.
Dios guarde a Ud.
……………………………………………
101015800
HERRMANN HAMANN CARRILLO
GENERAL DE BRIGADA
PRESIDENTE
EL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES OPINA AL CONGRESO EN 1950 QUE LA PRIMERA BATALLA DE LA INDEPENDENCIA FUE EN NASCA
No.265
Lima, 23 de Noviembre de 1950
Al: Señor General Ministro de Guerra (Gabinete Militar)
Asunto: Nominación de “Granaderos de San Martín” de un puente sobre el Changuillo.
Tengo el honor de dirigirme a ese Superior Despacho para acusar recibo de su oficio N0.45-GM/PL-3 de 18 de los corrientes, con el que se sirve Ud. disponer que el Centro de mi Presidencia le informe acerca del pedido del Presidente de la Comisión de Guerra de la Cámara de Diputados sobre el proyecto de ley para que se denomine “GRANADEROS DE SAN MARTIN” el puente que va a construirse sobre el río Changuillo.- En cumplimiento de dicha disposición, tengo el honor de informar a Ud., con acuerdo de la Comisión Directiva del Centro, lo siguiente:
1º.- Que a pesar de que la acción de armas del 15 de octubre de 1820 se realizó en y dentro del pueblo de Nazca, algunos autores han denominado ese encuentro con el nombre de Changuillo confundiendo el lugar hasta donde llegó el destacamento patriota de Rojas con el sitio mismo del combate.- El comandante Rojas salió de Ica en la noche del 11 de octubre con el objeto de batir a las tropas del Coronel Quimper que se habían retirado hacia Nazca. Rojas a través del desierto llegó hasta Changuillo flanqueando el dispositivo español y luego avanzó sorpresivamente sobre Nazca donde dispersó la columna enemiga.- Nada más concluyente que el Boletín del Ejército Libertador No. 2, de 22 de octubre, fechado en Pisco, que textualmente dice “llegó (hablando del Comandante Rojas) al 15 de octubre a Changuillo, TRES LEGUAS A RETAGUARDIA DEL ENEMIGO. La confianza que tenía éste en sus avanzadas situadas en el camino a Palpa, hizo que nuestra pequeña división se aproximase al PUEBLO sin ser sentida. Entonces dispuso el Comandante de ella, que los valientes Capitanes Lavalle y Brandzen y el Teniente Suárez, de Cazadores de la Escolta, entrasen con la caballería a gran galope, mientras avanzaba la infantería. La confusión y el desorden fue igual a la sorpresa; los enemigos abandonaron LA PLAZA con la velocidad del miedo; y fueron perseguidos y acuchillados hasta una legua DEL PUEBLO”. El encuentro no fue por lo tanto en Changuillo, sino en Nazca, a tres leguas del punto anterior. Por otro lado, Changuillo o San José no es pueblo sino hacienda.-Corrobora lo dicho el mismo Boletín que en su acápite final, expresa: “en fin los mismos prisioneros hechos en la acción de Nazca...”.-
2º.-Que en cuanto a lo que respecta al nombre que se proyecta dar al puente por instalarse en Changuillo, debo recordar que la columna patriota del Comandante Rojas no estuvo sólo formada por Granaderos a Caballo, sino por Cazadores a Caballo del Escuadrón Escolta del General San Martín, en pelotones iguales, y una sección de infantería. Darle el nombre de Granaderos al puente de Changuillo significaría la postergación de otra valiosa unidad del Ejército Libertador que combatió en Nazca y al día siguiente en Acarí, al mando inmediato del Teniente Suárez1, el futuro héroe de Junín; empero, no obstante estos antecedentes históricos, el Centro juzga que no habría inconveniente en que el puente que se va a tender sobre el río Changuillo lleve el nombre propuesto de “Granaderos de San Martín”, y así mismo que se erija en el parque de Changuillo la columna conmemorativa en la que debe inscribirse los nombres de los participantes en esa acción, Comandante Rojas, Capitanes Lavalle y Brandzen, y Teniente Suárez; salvo el más ilustrado parecer de esa superioridad.
Dios guarde a Ud.
EL GENERAL PRESIDENTE DEL C.E.H.M.P.
FELIPE DE LA BARRA (Fdo.)
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1 Es el paraguayo teniente Juan Vicente Suárez, no héroe de Junín, el argentino en ese entonces teniente Manuel Isidoro Suárez. Este último estuvo destacado en la División Volante del general Juan Antonio Álvarez de Arenales, pero no llegó a Nasca, sólo a Ica. Se les suele confundir porque tienen el mismo apellido y el mismo rango. Ambos oficiales están biografiados en el libro SEMBLANZAS BIOGRÁFICAS Y EPISODIOS DE LA INDEPENDENCIA de Wilfredo Gameros Castillo.
FUENTE:
EL INSTITUTO SANMARTINIANO RATIFICA EN 2004 AL CONGRESISTA CARLOS RAMOS QUE LA PRIMERA BATALLA DE LA INDEPENDENCIA FUE EN NASCA
Lima, 25 de marzo de 2004
Oficio Nº 174-04-ISMP/P
Señor Congresista
PEDRO CARLOS RAMOS LOAYZA
Cuarto Vicepresidente del Congreso de la República
Palacio Legislativo.-
Tengo el agrado de dirigirme a usted, señor Congresista, para hacerle llegar el atento y cordial saludo del Instituto San Martiniano del Perú, a la vez que para manifestarle que el Consejo Directivo que tengo el honor de presidir, tomó conocimiento del Proyecto de Ley Nº 09662 presentado por usted al Congreso de la República con fecha 09 de febrero del año en curso, habiendo acordado enviarle la presente comunicación.
Valoramos su iniciativa, pues con ella se corregirá un error histórico que fue precisado en el Primer Congreso Nacional de Historia del Perú, celebrado en Lima en agosto de 1954. El combate entre las fuerzas patriotas comandadas por el teniente coronel don Manuel Patricio Rojas y Argerich, y las fuerzas realistas comandadas por el coronel Manuel Quimper, se produjo en la población de Nasca y no como erradamente se ha considerado oficialmente hasta ahora en la hacienda Changuillo.
Sin embargo debemos manifestar que existe aparente nuevo error en su Proyecto de Ley, al proponer que figure la fecha 14 de octubre de 1820, cuando en realidad es consenso de cuantos han tratado el tema, que el combate fue el día quince (15) a las cuatro de la tarde, aunque la diferencia horaria no es significativa.
Por lo expuesto, el Instituto que presido ratifica su comunicación de fecha 1º de diciembre de 1950, que usted ha incluido como referencia en su Proyecto de Ley, solicitándole que la enmiende colocando la fecha 15 de octubre como el día en que tuvo lugar el Combate de Nasca. Aún hay documentos por consultar para tener mayor certeza: las partidas de entierros (defunciones) de los fallecidos, que deben existir en la parroquia de Nasca, podrían ser consideradas como documentos inobjetables, por ejemplo.
Finalmente, le sugerimos que en su Proyecto de Ley se mantenga el nombre correcto de NASCA con “S”, y no con “z” como ha sido consignado, para que no existan más variaciones en la nomenclatura.
Estas sugerencias se las hacemos con el mayor espíritu de colaboración y cumpliendo con una de nuestras finalidades cual es la de velar por la autenticidad de nuestra historia, que como podemos apreciar es el afán que lo guía al haber presentado su apreciado Proyecto de Ley.
Reciba usted las mayores consideraciones de nuestro Instituto y las seguridades de mi especial estima.
Dios Guarde a usted.
INSTITUTO SANMARTINIANO DEL PERÚ
(Firma)
Ing. Augusto de Ingunza
PRESIDENTE
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NOTA: Este documento ha sido transcrito del original dirigido al congresista Carlos Ramos Loayza.
EL INSTITUTO SANMARTINIANO OPINA EN 1950 AL CONGRESO QUE LA PRIMERA BATALLA DE LA INDEPENDENCIA FUE EN NASCA
Lima, 1º de diciembre de 1950
Señor Jefe del Gabinete Militar del Ministerio de Guerra
He tenido el agrado de recibir el oficio No.45-GM/PL-3, del 18 del actual, en el que me transcribe el oficio No. 52 de la Cámara de Diputados, relacionado con un proyecto de ley del Diputado por el Departamento de Ica, señor Agustín Bocanegra y Prada, en virtud del cual se denomina “Granaderos de San Martín” al puente que se construirá en el río Changuillo, de la provincia de Nazca, y se manda erigir, a la vez, en el parque del mismo nombre de la ciudad de Nazca, una columna conmemorativa de la acción de armas entre las fuerzas patriotas de San Martín y las realistas de Químper.
Al respecto, debo comunicar a Ud. que, por acuerdo del Comité Directivo del Instituto de mi presidencia, se designó en Comisión, para que estudie el asunto, al señor Manuel Vegas Castillo, Vocal de la Institución, quién ha emitido el siguiente informe:
Señor Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú.
S.P.
Absolviendo el informe solicitado por el Comité Directivo de su presidencia a efecto de emitir una opinión sobre el proyecto de ley presentado a la Cámara de Diputados para imponer el nombre de “Granaderos de San Martín” al puente que el Ministerio de Fomento va a tender en el río Changuillo, a fin de perpetuar la primera acción de armas de la gesta sanmartiniana, proyecto que la Comisión de Guerra de esa Cámara remite al Instituto para escuchar su dictamen, me es grato manifestar a usted lo siguiente:
1º.- La acción del 15 de octubre de 1820 no ocurrió precisamente en el pueblo de Changuillo, sino en Nazca y fueron actores principales de ella: el Teniente Coronel Manuel Rojas, los Capitanes Juan Galo Lavalle y Carlos Luis Federico Brandzen y el Teniente Isidoro Suárez (3), que se encargaron de ejecutar las órdenes de aquel, y
2º.- Las tropas que intervinieron en el combate no sólo fueron Granaderos, sino también Cazadores a Caballo, comandados por el futuro héroe de Junín (1).
Me permito hacer un poco de historia para dirimir las circunstancias del hecho memorable:
La primera Expedición a la Sierra, confiada al General Juan Antonio Alvarez de Arenales e integrada por 1,138 hombres, resolvió eliminar previamente y antes de marchar a su destino, a un contingente realista, dirigido por el Coronel Manuel Químper y el Conde de Montemar, que se encontraban en Ica, y que, a la aproximación del adversario, no considerándose en condiciones de hacerle frente, tomó rumbo al Sur en un movimiento inexplicable en el arte de la estrategia.
Alvarez de Arenales, deseoso de eliminar ese foco de fuerzas que podía ejercer represalias sobre los pobladores de la región, adoptó las disposiciones del caso para destruirla o para arrojarlo por las largas travesías hacia Arequipa, como lo expresa literalmente en carta fechada el 13 de octubre y dirigida al General San Martín.
Cumpliendo este proyecto despachó los dos piquetes de caballería y todos los cazadores a caballo, además de dos compañías de cazadores infantes, en ancas y con caballos de refresco, “a fin de lograr el golpe completo”, como también lo indica textualmente en la referida epístola.
El resultado de la empresa lo encontramos en el “Boletín No. 2 del Ejército Libertador”, expedido en Pisco el 22 de octubre y que a la letra dice: “Con el objeto de dejar en completa seguridad el vecindario de Ica y prevenir que la fuerza de Químper volviese sobre este pueblo luego que nuestra división siguiese a su destino, dispuso el Coronel Mayor Arenales que el Teniente Coronel Manuel Rojas con 80 caballos é igual número de infantes, marchase hasta Nazca,(2) donde, según noticias contestes, permanecía el enemigo con cuanto pudo salvar en su fuga”.
Para que esta operación tuviera el éxito deseado, era necesario que se efectuase por sorpresa: de otro modo, no era factible que la tropa de Químper se dejase ver de nuestros soldados. El 12 salió de Ica el Teniente Coronel Rojas, y dirigiendo su marcha por desiertos extraviados, llegó el 15 a Changuillo, tres leguas a retaguardia del enemigo. La confianza que tenía ésta en sus avanzadas, situadas en el camino de Palpa, hizo que nuestra pequeña división se aproximase al pueblo sin ser sentida. Entonces dispuso el Comandante de ella, que los valientes Capitanes Lavalle y Bermúdez (3), y el Teniente Suárez de Cazadores de la Escolta, entrasen con la caballería a gran galope, mientras avanzaba la infantería. La confusión y el desorden fue igual a la sorpresa; los enemigos abandonaron la plaza con la velocidad del miedo, y fueron perseguidos y acuchillados hasta una legua del pueblo; el camino por donde emprendieron su fuga quedó sembrado de cadáveres y heridos. Químper abandonó a sus soldados, y según afirma uno de los oficiales prisioneros, la única orden que dio al verse atacado, fue, que lo siguiese la caballería.
La fuerza del enemigo, por la relación de los mismos prisioneros, ascendía a más de 600 hombres: de ellos se han tomado 6 oficiales y 80 soldados de línea, fuera de un gran número de milicianos; los muertos y heridos pasan de 50. También han quedado en nuestro poder 300 fusiles, un crecido número de tercerolas, fornituras, sables y lanzas, con todos los equipajes de la división.
Por los mismos vecinos de Nazca fue informado el Comandante Rojas, que el enemigo había remitido al pueblo de Acarí sobre 100 cargas entre pertrechos de guerra y otros efectos que sacó de Ica al retirarse, etc.
I para no dejar duda alguna sobre el lugar del combate, informa el mismo “Boletín” en su parte final: En fin mismos prisioneros hechos en la acción de Nazca,(1) han sido favorecidos en su desgracia, y todos los que están en estado de marchar, serán en breve remitidos a Lima. El grande objeto del general en jefe es ahorrar a la humanidad todas las aflicciones posibles, y hacer la guerra de un modo, que a más de ser vencido el enemigo en el campo de batalla, lo sea también ante la opinión de los hombres que piensan.
Con el respaldo, pues, de este indiscutible documento, creemos injusta la glorificación de un hecho de armas en un lugar que no fue el escenario verdadero de su desarrollo, ya que ahondaríamos la apreciación equivocada de algunos historiadores, que han inmortalizado ese pueblo –que es sólo una hacienda- i poniendo su nombre al primer encuentro de la epopeya sanmartiniana por la fortuita circunstancia de haber llegado hasta allí el destacamento del Teniente Coronel Rojas en su misión de observación y apoyo del ataque confiado a su caballería; como creemos injusta una forzada glorificación de los granaderos, olvidando a los cazadores, que también fueron actores del combate.
Por las mismas razones, disentimos de la erección del parque de Changuillo para conmemorar el hecho histórico, pues si ha de levantarse en alguna parte, tiene que serlo y sin lugar a dudas, dentro de la propia ciudad de Nazca, escenario del acontecimiento.
Claro está que esta información, destinada a respetar la verdad histórica, no se opone a que el puente y el parque de Changuillo se dediquen a enaltecer la acción del Padre de la Patria, pero sólo como sitios de proximidad del suceso que se trata de perpetuar. Como sanmartinianos estamos obligados a procurar que en todas las localidades del Perú se erijan monumentos recordatorios de la gesta magna.
Es cuanto tengo que informar en la cuestión planteada y en la dilucidación del problema histórico. I ojalá mis conclusiones merezcan el respaldo del Comité de su digna presidencia.
MANUEL VEGAS CASTILLO (Fdo.)
Vocal del Instituto Sanmartiniano del Perú.
Lo que me es grato transcribir a Ud., reiterándole el testimonio de mi más alta consideración.
Dios guarde a usted.
RICARDO CAVERO EGUSQUIZA (Fdo.)
PRESDIDENTE
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(1) Es el paraguayo teniente Juan Vicente Suárez, no el héroe de Junín el argentino en ese entonces teniente Manuel Isidoro Suárez. Este último también estuvo destacado en la División Volante del general Arenales, pero no llegó a Nasca, sólo a Ica. Se les suele confundir porque tienen el mismo apellido paterno y el mismo rango. Ambos oficiales están biografiados en el libro SEMBLANZAS BIOGRÁFICAS Y EPISODIOS DE LA INDEPENDENCIA de Wilfredo Gameros Castillo.
(2) Los subrayados son del documento original.
(3) Existe un error: No es Bermúdez, es el francés Capitán Federico Brandsen.
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FUENTE: Este documento ha sido transcrito del expediente de la Ley Nº 11634 del Archivo del Congreso de la República.
El Encuentro Armado de La Nazca
EL ENCUENTRO DE “LA NAZCA” (1)
Autor: César Reyes Carrera
La primavera de 1820 llegaba a estas tierras occidentales del Continente, 287 años atrás, el Sol del incario había muerto para siempre; un astro reemplazaba la milenaria tarea de iluminar los campos, y recorría los equinoccios y solsticios, que antes cruzara el rubicundo y alegre Inti de nuestros antepasados. Dos siglos y medio de vida, y salvo esporádicos destellos de rebeldía y libertad; la primavera de las almas se había alejado de la inhóspita costa del Perú. 287 años atrás, Atahualpa moría con la infamante pena del garrote, víctima de la voracidad y rapacería ibérica. Era el ocaso de un imperio poderoso, era el choque de dos civilizaciones: la inca y la ibérica; era la fusión de dos gérmenes históricos, en uno nuevo cuyo espíritu dio visibles muestras de vida en aquella gloriosa primavera de 1820. Nuevamente el sol espectaba la lucha de dos pueblos; el uno joven, vigoroso y rebelde, el otro arcaico, senil y conservador; el criollo y el español; se ésta lucha debería surgir el nuevo destino de la patria.
Era octubre, se iniciaba el segundo mes de las flores, las doncellas cantaban himnos a la reina de las madres, las campanas por la noche anunciaban las novenas en la iglesia. Los campos se cubrían con floreado mantel de esmeraldas. Los hombres trabajaban; los indios seguían siendo esclavos; pero ya un viento de libertad había llegado a nuestras playas, para extenderse en el amplio horizonte costeño. Tal el panorama de Nasca por aquel año. Una pequeña villa de escasa población; casas por doquier, cuatro o cinco calles desoladas, y terrosas, un jardín a la española en plena Plaza de Armas, y un inaudito trajinar de militares y caballos en el pueblo. Los vecinos azorados espectaban tan inesperado movimiento, que turbaba la paz y la tranquilidad de la villa. Profunda incertidumbre reinaba en sus espíritus. Era una tropa española acantonada en el poblacho. Don Manuel Quimper, oficial de la marina real y el noble conde de Montemar, se habían visto forzados a refugiarse en Nasca, para eludir todo encuentro con los efectivos de San Martín, que a la sazón acampaban en la Bahía de Paracas.
El 7 de setiembre San Martín pisaba las playas sureñas. Pisco acogía jubiloso al cuerpo expedicionario. El general enfermo y afiebrado lanzaba su primer proclama. “Ya hemos llegado al lugar de nuestro destino, solo falta que el valor consume la obra de la constancia”. Piquetes de caballería trotaban por los campos en busca de caballos. Juan Antonio Alvarez de Arenales organizaba en Huarato su ejército expedicionario. Quimper había abandonado la ciudad y era preciso darle alcance.
3 de octubre. Pisco alborozado despide a las huestes de Arenales; marchaba a Ica con el fin de internarse a nuestras serranías. Con grandes penurias y sin huellas de españoles, Arenales penetra a Ica y hace jurar la independencia. Quimper, no estaba. La etapa inicial estaba cumplida; los Andes milenarios esperaban a los soldados; mas esto no era posible con un ejército español en las espaldas, precisaba derrotarlos, aniquilarlos o arrojarlos mas al Sur. Con tal objeto el comandante Rufino Guido al frente de los “Granaderos del Perú” sale en busca de las tropas virreynales. Guido llega hasta Palpa y retorna sin noticias del enemigo. Siendo de urgente necesidaddar alcance a los españoles en retirada, Arenales les despacha un segundo grupo de soldados: 160 hombres, ochenta de caballería y ochenta de infantería al mando de su segundo jefe, el Comandante Rojas.
Sale Rojas al frente de sus tropas. Inmensos guarangales en ondulante ritmo saluda el paso de los 160 valientes. Luego, un inmenso despoblado se descubre a la vista, que avizota en lontananza el espejismo caldeado de un mundo árido, estático y sin vida. La Pampa de Huayurí, extensa, arenosa e inhóspita percibe el paso firme de un ejército libertador, así como días antes, había sufrido la apresurada marcha de otros soldados, que sin huellas de batalla, retirábanse apresurados hacia el sur. Ni una sombra acogedora, ni un arroyo para calmar la sed; solo el viento, la inevitable paraca que ya los saludara en Pisco y la constante arenilla fastidiando los ojos, empolvando el uniforme y enterrando los fusiles, eran los únicos testigos de la intrépida y silenciosa marcha a través del desierto. Luego coloreando el panorama de campos grises y tediosos, pequeñas franjas verdosas se descubre a la vista. El río de Huayurí, los intrincados laberintos de Chillo, el milenario río Grande, y al fin la histórica quebrada de “la Nazca”. Rojas iba al encuentro del enemigo.
En Nasca la incertidumbre para el pueblo y la confianza para los soldados. Quimper, pasados los primeros días de ajetreos; esperaba sereno, tranquilo, y confiado el momento de retornar a Ica y dar el golpe mortal al enemigo. Seguro del desierto, no pensaba que las huestes libertarias se aventuraron hasta ellos, creía tenerlo por aliado. Pero hasta el desierto ofrecía la mano a los intrépidos llegados desde Chile. Así, entre días tranquilos, la calma volvía a reinar en el villorrio. Mas un día, llega lo increíble, coge a Quimper de sorpresa. El 15 de octubre un vecino lleva la voz de alarma. Ha visto los efectivos de Rojas. ¡Los patriotas están a las puertas de la ciudad! Quimper palidece, el pueblo sonríe callado, se acerca la hora de la liberación. Rojas había llegado. Su marcha silenciosa no fue advertida. Un día antes, ya sus tropas acampaban enlas afueras del poblacho. El comandante planeaba tomar la plaza por sorpresa. Pero al amanecer sus planes caen al vacío. ¡Quimper estaba advertido! La cercanía del peligro desconcertó a los realistas. El temor y el alboroto reinaba por las calles. La tropa se aprestaba para la fuga. Era preciso huir mas al sur, para salvar la derrota. La intrepidez de los patriotas deprimía al ánimo de los peninsulares; el terror hacía de cada criollo un gigante invencible y fiero. Había que salvarse. Pero Rojas estaba decidido a destruirlos. El secreto del triunfo dependía de la rapidez en la maniobra. Da órdenes. Los capitanes Juan lavalle y Federico Brandzen, al mando de cuarenta hombres cada uno, deberían irrumpir al galope por las calles de la villa. El Valiente Suárez, Vicente Suárez, teniente de cazadores debería posesionarse en lugar estratégico para cortar la retirada. Inmediatamente el plan entra en acción. Los guapos capitanes penetran al galope por las calles de la población. Los españoles sin tiempo para la fuga son presa del pavor; el ejército se derrumba por el miedo, nada organizado puede intentarse. Quimper y Montemar procuran evadir la furia titánica de solo ochenta valientes. Las calles se empolvan al tropel de los jinetes. Los soldados corren, el pánico cunde; los relinchos de las bestias y el tropel de sus cascos, hacen coro a la entrada triunfal. Mas que una batalla, fue una feroz matanza. El fusil, el sable y los cascos de los brutos derriban españoles por doquier. Las calles sembradas de cadáveres y sangre estaban cubiertas de polvo. Ya no había ejército. Unos pocos salvaron junto con Quimper y Montemar, los otros se rindieron.
Los fugitivos tratan de reorganizarse con intenciones de salvar el nuevo desierto y alejarse mas al sur. Pero Suárez a la expectativa trata de impedirlo, y otra matanza se desencadena sobre aquellos pavorosos soldados de Pezuela. Los hombres “acuchillados por la espalda” van quedando en el campo verde, como trágico saldo de la primera escaramuza entre patriotas y realistas. El suelo quedó sembrado de cadáveres y despojos. Unos cuantos se perdieron en la lejanía, envueltos en polvo y cubiertos de miedo y terror. Los gigantes venidos de Chile eran invencibles. Cada soldado expedicionario, era un Hércules para aquel ejército en derrota. Hacía solo 38 días que San Martín Llegó a Paracas y ya sus huestes habían desorganizado y derrotado los primeros efectivos que Pezuela puso en su camino. Ochenta prisioneros, doscientos fusiles e innumerables pertrechos de guerra son el botín de la matanza.
Nasca vive intensas horas de júbilo y fervor libertario. Recibe al triunfador con repiques de campanas y vítores sinceros. Todo el pueblo respira la nueva primavera. Las sonoras trompetas de libertad llegaban a la villa. Aun quedaban los cadáveres y el penetrante olor de la pólvora impresos en la mente de quienes espectaron tan hermosa jornada.
Suárez incansable persigue a los fugitivos. Nuevos desiertos son escenarios de su marcha. Acarí recibe con gran alborozo al oficial victorioso. Quimper seguía corriendo mas al sur. Gran cantidad de caudales reales y una bandera del Estado Mayor, son los trofeos que recoge en Acarí. La población aclama al héroe; tanto era el entusiasmo que Suárez maravillado exclamaba: “el sentimiento de la revolución cunde en el Perú a modo de fuego eléctrico”. Nombra nuevas autoridades y luego de instaladas, emprende su marcha de retorno a Nasca.
Rojas quedó el tiempo necesario para reaprovisionar sus tropas, descansar y pertrecharse de víveres y bestias. Nasca estaba de fiesta. Era la cuarta población que recibía la independencia de manos de los patriotas. Rojas a nombre de San Martín constituye las primeras autoridades locales. Nombra el nuevo cabildo y hace jurar la independencia en la Plaza de la ciudad. Un rústico madero es clavado en el corazón de aquel parque terroso pero alegre.(2) “El palo de la libertad”; recuerdo de la primera batalla ganada a las fuerzas peninsulares. Recuerdo del primer grito de libertad obtenido sobre los cadáveres de muchos españoles. Lástima que aquel galardón de una gloria pasada, haya desaparecido del lugar que la posteridad le designó. Era el regalo de un puñado de patriotas al pueblo que lo acompañó en su lucha. Era rústico, torcido. ¡Que importaba! Solo un guarango podía simbolizar el acto realizado. Ambos eran fuertes e indestructibles, pese al empuje de los siglos. Hace pues, 121 años que aconteció el suceso que narramos. Hace 121 años, que 160 hombres nos legaron un recuerdo. ¡La libertad! Esta no se defiende con palabras, son los hechos los que nos llevan a obtenerla. Recordémoslo siempre, porque años trágicos se avecinan en el horizonte de América.
El éxito del encuentro de Nasca, fue el comienzo de la victoriosa campaña de Arenales. El general en Ica, esperó el retorno de los vencedores con el grueso de sus tropas tomó la ruta de los Andes, y atravesando el desfiladero de Castrovirreyna, se internó en las serranías del Perú, paseando su bravura y su coraje por los extensos valles del Mantaro y de Huallaga.
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(1) Hay quienes afirman que el encuentro se realizó en “Changuillo”, pero la realidad y los hechos indican a Nasca como el lugar efectivo.
(2) Se pretende afirmar que San Martín fue quién clavó aquel famoso palo. Otros aseguran que lo hizo Arenales. Pero los hechos históricos nos indican que el primero en pisar suelo nasqueño fue el Comandante Rojas y que ni San Martín ni Arenales pasaron por Nasca.
EL GENERAL JOSÉ DE SAN MARTÍN FELICITA DESDE PISCO EL TRIUNFO EN LA BATALLA DE NASCA
La completa victoria que han obtenido las tropas de la división de Vuestra Señoría al mando del Teniente Coronel Don Manuel Rojas ha llenado de la mas viva satisfacción á todos sus compañeros de Armas, por lo brillante del ensayo en que han dado á conocer la Superioridad que tienen unos hombres libres sobre los que pelean por intereses extraños: ensayo que corresponde á su antigua y bien merecida opinión. Dé Vuestra Señoría las gracias á mi nombre y al de la Patria a /. esos bravos, de quienes esta aguarda servicios aún mas importantes.
Lo comunico á Vuestra Señoría en contestación a su oficio de ayer que incluía el parte de la acción de la Nasca.
Dios guarde á /. Vuestra Señoría muchos años.- Cuartel General del Egercito libertador del Perú, en Pisco á 17 de Octubre de 1820.
José de San Martín (Rubricado)
A.G.N.A. [Archivo General de la Nación Argentina], Cartas y Oficios del Gen. San Martín al Gen. Arenales, Jefe de la División Expedicionaria a la Sierra, L. Vol. N.I. m. COSIP.
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Este documento ha sido transcrito de:
COLECCIÓN DOCUMENTAL DE LA INDEPENDENCIA EL PERÚ
Tomo V
La acción patriótica del Pueblo en la Emancipación. Guerrillas y Montoneras.
Página 73.
martes, 20 de noviembre de 2007
PROYECTO DE LEY EN EL CONGRESO SOBRE LA BATALLA DE NASCA
Fundamentos
Efecto de la Vigencia de la Norma sobre la Legislación Nacional
La vigencia y aplicación de esta iniciativa legislativa tiene la especial virtud de rectificar datos históricos erróneos, refrendados por una norma legal, aprobada y promulgada para otorgar méritos a una jurisdicción, sin corresponderle, ignorando a otra que realmente merece ser reconocida por tal hecho, por hacer caso omiso a los pronunciamientos oportunos del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú y del Instituto Sanmartiniano del Perú como instituciones competentes sobre asuntos de investigaciones histórico militares.
Analisis Costo Beneficio
La implementación de esta ley, que solo tiene efectos rectificatorios de los datos históricos para otorgar principios de máxima veracidad y con ello propender a que las generaciones de peruanos reconozcan y rindan los méritos legítimos a los lugares o a las personas que realmente les correspondan, no irrogará gasto alguno al erario nacional, tampoco generará costo social alguno, porque lo que se trata es hacer justicia con lugares que reclaman para sí, con todo derecho, los méritos que coadyuvaron en la lucha por la independencia del avasallamiento español por cerca de trescientos años.
_______________________________________________________________________________Formula Legal
Texto del Proyecto
El Congresista de la República que suscribe, PEDRO CARLOS RAMOS LOAYZA, ejerciendo el derecho a iniciativa legislativa que le confiere el artículo 107º de la Constitución Política y de conformidad con el Artículo 75º del Reglamento del Congreso, presenta el siguiente Proyecto de Ley:
1.- OPINIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES
LEY QUE MODIFICA EL ARTÍCULO 1° Y DEROGA LOS ARTICULOS 2° Y 3° DE LA LEY N° 11634, PARA RECTIFICAR EL LUGAR DONDE SE REALIZO EL PRIMER ENCUENTRO ARMADO DE LA INDEPENDENCIA.
ARTÍCULO 1°.- OBJETO DE LA LEY Modifícase el Artículo 1° y derógase los Artículos 2° y 3° de la Ley N° 11634, para rectificar el lugar donde se realizó el primer encuentro armado de laindependencia, redacción que quedará de la siguiente manera:
FEDERICO BRANDSEN
CAPITÁN FEDERICO BRANDSEN: JEFE DE ESCUADRÓN DE CABALLERÍA
Por: Wilfredo Gameros Castillo
NACIÓ EN PARÍS el 28 de noviembre de 1785. Noble de origen, como tal, se educó exquisitamente en el Liceo Imperial de París. Deslumbrado por las glorias de Napoleón Bonaparte, se decide por la carrera militar, incorporándose al Ejército Imperial en 1811 en calidad de alférez. De inmediato es destinado a las tropas que operaban en Italia. Por distinción en la Campaña de Alemania fue ascendido a teniente y honrado con el nombramiento de ayudante de campo del Emperador Napoleón. En la batalla de Bautzen, a la cabeza de un destacamento, tomó a la bayoneta, bajo el fuego enemigo, una importante posición de los prusianos, lo que le valió ser condecorado por el Emperador con la Real Orden Italiana de la Corona de Hierro.
Cuando el Emperador Napoleón Bonaparte regresó de la Isla de Elba, destinó a Federico Brandsen como Capitán Agregado al Estado Mayor General de la 1ª División Militar. La derrota definitiva de Napoleón Bonaparte, en la batalla de Waterloo (junio de 1815), arrastró al capitán Federico Brandsen, pues a fines de ese año, después de participar en aproximadamente medio centenar de batallas, con tantas condecoraciones como cicatrices de guerra, era licenciado del servicio militar y un año y medio después, el 25 de junio de 1817, era dado de baja a su solicitud.
Poco después, Federico Brandsen conoció a Bernardino Rivadavia (posteriormente, primer presidente de la República Argentina) quién lo invitó a trasladarse a Buenos Aires a prestar el concurso valioso de su espada y sus conocimientos militares a la independencia de las colonias españolas, idea que aceptó de inmediato. Poco tiempo después, se embarcaba en el puerto de Calais rumbo a Buenos Aires, en compañía de Juan José D´Auxión Lavaysse, Alejo Bruix y Benjamín Viel, oficiales franceses que también habían pertenecido al Ejército Imperial.
Llegado a Buenos Aires, en setiembre de 1817, el Director Juan Martín Pueyrredón le dio de alta a Brandsen como capitán de caballería, dirigiéndose de inmediato a su destino: el 2º Escuadrón de Granaderos de las fuerzas expedicionarias del general José de San Martín, acantonadas en Chile. No asistió al desastre de Cancha Rayada ni al triunfo de Maipú por encontrarse herido por un duelo. Posteriormente hizo la campaña de Bio-Bio, por lo cual mereció la Medalla del Gobierno Supremo.
Llegó al Perú el 8 de setiembre de 1820, con la Expedición Libertadora del general José de San Martín. En el primer triunfo de la Independencia, en Nasca, el 14 de octubre de 1820, a órdenes del teniente coronel Manuel Rojas, comandó con el capitán Juan Lavalle y el teniente Juan Vicente Suárez, la caballería que derrotó a las tres veces mayores fuerzas del coronel Manuel Quimper.
Se reembarcó en la Expedición Libertadora para desembarcar en Ancón el 3 de noviembre. Sólo días después, el 8 de noviembre, se batió heroicamente al mando de 36 cazadores, derrotando a 150 jinetes realistas que estaban a las órdenes de del coronel Jerónimo Valdés y contuvo el avance de 2,000 enemigos, salvando así a su división, por lo que mereció que el general San Martín lo ascendiera a sargento mayor. En aquel encuentro se batió personalmente con el comandante español Bermejo, al que dejó tendido de un pistoletazo.
Participó en la ocupación de Lima, y días después, el 28 de julio de 1821, asistió a la solemne declaración de la Independencia. Al día siguiente, a las órdenes del general Juan Gregorio Las Heras, toma parte en el asalto de El Callao, y la toma de la Fortaleza. En setiembre de 1822, poco antes de abandonar definitivamente el Perú, el general José de San Martín extendió a Federico Brandsen los despachos de coronel graduado.
Después de desempeñar el cargo de Comandante General de la Costa Sur, participa con su Legión Peruana a las órdenes del general Santa Cruz, en la Segunda Campaña de Puertos Intermedios, destacándose su actuación al hacer proclamar la Independencia de Moquegua el 6 de julio de 1823. Al mes siguiente dirige notablemente el ala izquierda del Ejército Patriota en la batalla de Zepita, pues con las múltiples cargas de sus húsares sobre el enemigo contribuyó al triunfo de los independientes.
Trasladado a Trujillo, fue ascendido a general de brigada por el presidente Riva Agüero. Poco después, al ser depuesto éste, Brandsen contribuye a organizar el ejército con que Riva Agüero intentó retomar el poder. Sometido Riva Agüero, Brandsen cayó en desgracia y fue juzgado por un consejo de guerra. Por consideración a sus invalorables servicios prestados, a los pocos días salió de prisión, pero a condición de abandonar el Perú. En esas circunstancias se traslada a Chile.
Poco después, en Buenos Aires, el gobierno le extendía el despacho de coronel de caballería, y, al mando del Regimiento Nº 1 de Caballería, se integraba al Ejército de Observación que operaba sobre el río Uruguay, para abrir la campaña contra el Imperio de Brasil. Iniciada ésta, durante el avance del ejército, Brandsen ocupa siempre los puestos de vanguardia, y en las juntas de guerra, el comandante en jefe acepta las indicaciones del coronel Brandsen por su reconocida sabiduría militar.
En la batalla de Ituinzangó, el 20 de febrero de 1827, a la cabeza del Regimiento Nº 1 de Caballería, atacó la infantería imperial brasileña, formada en cuadro. Reforzada considerablemente la posición de ésta, hacía peligroso el segundo ataque frontal. Lamentablemente, este segundo ataque había sido ordenado por el general Carlos Antonio de Alvear, que esta vez no quiso escuchar las prudentes observaciones del coronel Brandsen y empleó palabras que tocaron el amor propio de ese experimentado guerrero. Acostumbrado a ver la muerte de cerca en batallas en Europa y América, Brandsen se lanzó al ataque ordenado por su superior y, a la cabeza de su Regimiento, fue muerto, igual que numerosos oficiales y soldados.
El coronel Federico Brandsen contrajo matrimonio en Huaura, Perú, el 28 de abril de 1821, con doña Rosa Jáuregui. Tuvo un hijo nacido en Lima y dos hijas nacidas en Santiago de Chile.
Los restos de del coronel Federico Brandsen descansan en el Mausoleo con lo cual la República Argentina ha querido honrar su gloriosa memoria.
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NOTAS DEL AUTOR:
1) Las mayores fuentes de este artículo son de la obra: BIOGRAFÍAS ARGENTINAS Y SUDAMERICANAS, del historiador argentino capitán de fragata Jacinto Yaben, que contiene la biografía de Federico Brandsen, registrando en el Tomo I, página 6662: “El 15 de octubre, en compañía del mayor Lavalle y del teniente Vicente Suárez, se distinguió en el combate de Nazca, previo a la ocupación de aquel pueblo”.
2) Esa biografía argentina no menciona a Changuillo, pueblo que ostenta erróneamente esta batalla.
3) El autor de este artículo también ha publicado esta biografía en su obra: SEMBLANZAS BIOGRÁFICAS Y EPISODIOS DE LA INDEPENDENCIA.
TENIENTE CORONEL MANUEL ROJAS ARGERICH: JEFE PATRIOTA EN LA BATALLA DE NASCA
TENIENTE CORONEL MANUEL ROJAS ARGERICH: JEFE PATRIOTA EN LA BATALLA DE NASCA
Por: Wilfredo Gameros Castillo
NOTABLE GUERRERO de la Independencia. Comandó a las fuerzas patriotas que en Nasca derrotaron a las tres veces superiores fuerzas españolas del coronel Manuel Quimper, en el primer encuentro armado de la Independencia.
Nació en Buenos Aires, el 16 de marzo de 1792, siendo sus padres Juan Rojas y Juana Argerich. Se inició en la carrera de las armas en noviembre de 1806, en calidad de soldado. Pasó después al Cuerpo de Patricios, en cuyas filas se batió con denuedo en la defensa de Buenos Aires, en las jornadas del 3 al 6 de julio de 1807. Un año después era dado de alta como cadete, recibiendo el grado de subteniente en enero de 1809.
Producido el Movimiento del 25 de Mayo, se integró a las fuerzas patriotas y marcha en el Ejército Auxiliar sobre la provincia de Córdova para dominar la rebelión del general Santiago Liniers, combatiendo en Cotagaita y Suipacha, en octubre y noviembre de 1810, respectivamente.
Es encomiable destacar que, antes de partir en el Ejército Auxiliar, pidió que se le descontase una fracción de sus haberes para contribuir a los gastos de la guerra por la Independencia.
Con el grado de teniente del Regimiento Nº 6 del Perú, Manuel Rojas asiste a la acción de Yuraicoragua o Desaguadero en Junio de de 1811, y también a la acción de Cochabamba en setiembre de 1811, como ayudante del coronel Díaz Vélez, para sofocar una sublevación que se produjo entre la tropa. A las órdenes de este mismo jefe participó en el combate de Nazareno o Suipacha en enero de 1812. En setiembre de aquel mismo año, ya como capitán, combate brillantemente en la acción de Río de las Piedras y en la batalla de Tucumán. También luchó con igual brillo en la batalla de Salta, en febrero de 1813, mereciendo por estas últimas acciones el ascenso a sargento mayor.
Hizo la campaña ofensiva sobre el Alto Perú a las órdenes del general Manuel Belgrano, llegando a Potosí y asistiendo a las desastrosas batallas de Vilcapugio y Ayouma y al repliegue ulterior del Ejército Auxiliar en plena derrota. Cuando el coronel José de San Martín asume el cargo de comandante en jefe del Ejército Auxiliar, el sargento mayor Rojas es nombrado su ayudante. Más tarde, es ayudante del jefe de Estado Mayor en la campaña ofensiva de 1815, asistiendo a la acción del Puesto del Marqués, en abril de aquel año y a las de Venta y Media y Sipe Sipe.
Setiembre de 1816 puso término a las actividades del sargento mayor Manuel Rojas en el Ejército del Norte. En ese mes regresó a Buenos Aires por haber sido designado edecán del director supremo general Juan Martín Pueyrredón.
Después de desempeñar importantes comisiones como edecán del director supremo, en noviembre de 1818 fue destinado al Ejército de Los Andes, saliendo de Buenos Aires a su nuevo destino. Por las dificultades del camino, llegó a Mendoza recién a principios de 1819, donde fue designado jefe de estado mayor de la división que estaba a las órdenes del coronel Rudecindo Alvarado, que ya había transpuesto Los Andes.
El prócer Manuel Rojas fue graduado teniente coronel en mayo de 1820 y el 20 de agosto de ese mismo año se embarcó hacia el Perú en la Expedición Libertadora del general José de San Martín. El 2 de octubre, el flamante teniente coronel Rojas fue nombrado 2º jefe y, a la vez, Jefe de Estado Mayor de la División Volante del general Juan Antonio Álvarez de Arenales, que expedicionaría en la Primera Campaña de la Sierra. Las fuerzas realistas de Ica, al mando del coronel Manuel Quimper, habían evitado el combate fugando hacia el Sur. Siendo imprescindible destruirlas antes de iniciar la precitada campaña, el general Arenales comisionó al teniente coronel Rojas ir con 250 hombres en su busca y obligarlas a combatir. Brillantemente cumple su cometido. El 14 de octubre de 1820, ordenó un ataque fulminante en la plaza de Nasca, utilizando sólo su caballería de 110 jinetes por mantener la sorpresa en el ataque. Derrota totalmente a los 750 jinetes realistas, que fueron cogidos inopinadamente, desarmados algunos, descabalgados otros y sin jefes. Mientras éstos huían, la desesperada defensa organizada por los soldados realistas era desbaratada por los dos escuadrones de 40 jinetes, mandados por los capitanes, el argentino Juan Lavalle y el francés Federico Brandsen; mientras el patriota paraguayo teniente Juan Vicente Suárez, con su escuadrón de 30 jinetes, impedía con disparos y arma blanca la fuga de los despavoridos realistas por el camino Sur, en la ruta hacia Arequipa. Dos días después, 16 de octubre, el teniente coronel Manuel Rojas hizo jurar solemnemente la Independencia al pueblo de Nasca.
Posteriormente, en plena Primera Campaña de la Sierra, el 22 de noviembre, en Tarma, derrotó a los realistas y tomó prisionero al jefe español, coronel Montenegro. En la batalla de Cerro, mandó la reserva del general Arenales, recibiendo la medalla de oro acordada por el general San Martín.
En febrero de 1821 fue nombrado gobernador militar y político de Pasco, desempeñando dicho cargo por espacio de ocho meses. Hizo la Segunda Campaña de la Sierra bajo el mando del general Arenales y también como jefe de estado mayor. A su retorno a Lima, fue nombrado subinspector de la Brigada Cívica; la que organizó en número de 2,000 hombres, con parte de los cuales relevó las tropas de línea. A principios de setiembre de 1821 se le encargó el mando de las tropas sitiadoras de El Callao, con las que maniobró acertadamente al aproximarse el numeroso ejército del general Canterac. Retirado éste reinició el sitio de El Callao hasta que capituló el 21 de setiembre de 1821, siendo el teniente coronel Rojas uno de los jefes que lo ocuparon, al mando de la Brigada Cívica.
El 22 de diciembre de 1821 fue promovido al coronel por el protector José de San Martín, y el 12 de enero de 1822 le acordó la “Orden del Sol”.
Por aquellos días, el coronel Rojas fue nombrado secretario del general Francisco Salazar y Baquíjano, ministro plenipotenciario del Perú en Guayaquil. En el desempeño de esta función, el coronel Rojas intervino en el ajuste del tratado concluido y ratificado el 16 de febrero de 1822, con el jefe de la escuadra española, capitán de navío José Villegas. Según las cláusulas del tratado, fueron entregadas al gobierno del Perú las fragatas Prueba y Venganza y la corbeta Alejandra, devolviéndose a sus dueños los buques mercantes españoles apresados. El coronel Rojas firmó el tratado como representante del Perú.
Después de las victorias de Riobamba y Pichincha, el general Simón Bolívar ingresó a Quito el 16 de junio de 1822, y a Guayaquil el 11 del mes siguiente. Dos días después, por medio de la fuerza, derribó a la junta de gobierno guayaquileña y puso bajo la protección de Colombia a aquel pueblo. Fueron por estos días que el coronel Manuel Rojas tuvo un par de desavenencias con el libertador Bolívar en sendos banquetes.
El 23 de julio de 1822 abordaron en Guayaquil la Fragata Protector (antes Prueba), el coronel Rojas y todos los oficiales argentinos, peruanos y chilenos. Al día siguiente zarpan hacia El Callao, junto a la fragata Venganza y la corbeta Alejandro, conduciendo además a los componentes de la junta de gobierno guayaquileña y a otros ilustres guayaquileños que se exiliaron al Perú. Pocos días después, se realiza la entrevista en Guayaquil entre el general San Martín y el general Bolívar, sobre la que el coronel Manuel Rojas escribió:
“Tres días después se separaron estos dos grandes personajes y desde entonces es creíble que S. E. el general San Martín, conociese que era inevitable una guerra escandalosa entre ambos Estados poderosos del Perú y Colombia, sino abandonaba el campo de la gloria al genio esplendor de Bolívar, ambicioso el más famoso de cuantos han figurado en los Estados libres de América”
Y, detallando el regreso del general San martín y su renuncia al mandato supremo, escribió:
“Así concluyó su carrera política y militar el ilustre héroe de Chacabuco y Maipú, reconquistador de la Independencia de Chile y el fundador de la libertad en el Perú, el gran San Martín, que tuvo el arrojo de surcar el Pacífico con sólo cuatro mil valientes, desembarcar en sus costas y tomar la capital de Lima y las fortalezas de El Callao, con la rendición de toda su respetable escuadra, cuando los ejércitos españoles contaban con más de veinte mil soldados aguerridos. Convencido el soberano Congreso de la resolución firme del señor general San Martín de no admitir la dirección de los negocios públicos, ni el mando de sus ejércitos de mar y tierra no fue invitado de nuevo, procedió a nombrar un Suprema Junta Gubernativa, recayendo su presidencia por aclamación de aquel cuerpo, en la benemérita persona del señor general don José de La Mar, que a instancias reiteradas de todos los diputados hizo el sacrificio de admitir”.
A su retorno a Lima, en agosto de 1822, el coronel Manuel Rojas fue nombrado gobernador militar y político de Piura, donde permaneció seis meses. Allí formó y disciplinó el Regimiento Nº 4 del Perú, pasando después a comandar la fortaleza de El Callao. Ocupaba dicho puesto cuando el 26 de febrero de 1822 se produjo en Lima el motín militar que nombró el mismo día presidente del Perú a José de la Riva Agüero. Escribe en sus memorias, el coronel Rojas que, en el mismo momento que Riva Agüero recibía el mando, el general Juan Antonio Álvarez de Arenales se embarcaba hacia Chile, “para no ser confundido jamás con los amotinados, ni aún como simple espectador de aquel atentado”. Pocos días después lo seguían otros jefes y oficiales chilenos y argentinos, entre ellos el propio coronel Manuel Rojas.
Llegó a Buenos Aires el 1 de enero de 1824 y, cuando en julio de 1825 fue inminente la guerra con el Imperio del Brasil, fue nombrado jefe de estado mayor general del Ejército de Observación, que estaba compuesto por oficiales del Ejército de Los Andes recién llegados de Lima. Al término de ese conflicto, el coronel Rojas se integró al pronunciamiento del general Juan Lavalle, encontrándose en el combate de Navarro, en diciembre de 1828. El tratado que dio término a ese conflicto, la situación caótica creada en el país y su delicada salud por una afección al pecho, determinaron que el coronel Rojas solicitara, en agosto de 1829, su retiro del servicio activo. La situación crítica por la que pasaba, además por atender la subsistencia de su anciana madre, le obligaron a desempeñar diversas ocupaciones. Se reintegró al Ejército en 1833, para ser dado de baja en 1835. A fines del año 1840 emigró a Uruguay, trabajando para agenciarse de recursos, pero sin empuñar las armas contra el dictador Rosas. Retornó a Buenos Aires en marzo de 1850, reintegrándose una vez más al servicio activo en marzo de 1852. Fue nombrado miembro del Tribunal Militar y más tarde se le ofreció el Ministerio de Guerra, que declinó “porque no se encontraba con salud y aptitudes para desempeñarlo”.
El coronel Manuel Rojas Argerich falleció ejerciendo el cargo de Inspector y Comandante General de Armas, en Buenos Aires, el 26 de mayo de 1855.
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1) Las mayores fuentes de este artículo son de la obra: BIOGRAFÍAS ARGENTINAS Y SUDAMERICANAS, del historiador argentino capitán de fragata Jacinto Yaben, que contiene la biografía de Manuel Rojas Argerich, registrando en el Tomo V, página 253: “El día 14 del mismo mes de octubre, el teniente coronel Rojas obtenía en Nazca una victoria sobre los realistas”.
2) Esa biografía argentina no menciona a Changuillo, pueblo que ostenta erróneamente esta batalla.
3) El autor de este artículo también ha publicado esta biografía en su obra: SEMBLANZAS BIOGRÁFICAS Y EPISODIOS DE LA INDEPENDENCIA.