EXISTE una falsa creencia, alimentada generosamente por la estulticia: que el fútbol no tiene lógica. Si la tiene, y muy ostensible. La lógica del fútbol es la exageración. De otro modo, estoy seguro, jamás habría escrito estas líneas.
El manuscrito de Así es el fútbol me llegó a Washington DC un caluroso medio día de julio, cuando la temperatura bordeaba los 40 grados Celsius. Me lo trajo desde Lima el correo privado DHL, en un sobre plástico con la insignia de la NFL y una leyenda que dice: Official World Express Carrier of the National Football League.
Inmediatamente recordé los intentos infructuosos –correo público, DHL, postillón- de la revista Caretas para hacerme llegar los textos del concurso “El cuento de las mis palabras”, cuando fui miembro del jurado de turno. La ficción literaria se quedó en buenas intenciones, pensé. En cambio el fútbol de Nasca, del barrio Juan Matta, no se detuvo en mientes y con dólares y chirimacos me puso en las manos, ni siquiera en el buzón, el manuscrito pergeñado por el economista nasqueño Wilfredo Gameros.
Exagerada faena. Heredera, sin duda, de la estirpe de aquellos famosos desplantes con los que hacía delirar a la Plaza de Acho el torero nasqueño, negro y brujo, Ángel Custodio Valdez. A los Gameros de Nasca los conocí, casi a todos, durante mi infancia. El tronco era el viejo Santiago. De él aprendieron, sus vástagos la afición por los galgos y la caza de guanacos. Aprendieron también a comer burro en las grandes celebraciones. Cuando a los Gameros los invitaban a una fiesta primero preguntaban: ¿hay burro? Cualquier otra delicia los tenía sin preocupación.
Um hecho por demás exagerado, el ingreso del equipito del barrio Juan Matta, oriundo de Nasca, a la Segunda División de Fútbol Profesional, llevó a Wilfredo Gameros a otra exageración: la escritura de Así es el fútbol. Una cala reveladora que ausculta el organismo futbolístico del Perú a través de la vida y pasión de un humilde club de provincia.
No cabe duda, entre fútbol y exageración hay un contubernio. Wilfredo Gameros nació en 1949, en el barrio Juan Matta. Estudió economía en la Universidad de Ica y ha trabajado durante años en la Superintendencia de Banca y Seguros. Su pasión por el fútbol, como es lógico, no tiene linderos. Cuando se desborda es como el agua nueva: hace brotar las macamacas que se mecen al viento de la paraca. Entonces saca pruebas al canto, compagina un libro, y nos dice a boca de jarro: Así es el fútbol.
Gregorio Martínez
Washington DC
El manuscrito de Así es el fútbol me llegó a Washington DC un caluroso medio día de julio, cuando la temperatura bordeaba los 40 grados Celsius. Me lo trajo desde Lima el correo privado DHL, en un sobre plástico con la insignia de la NFL y una leyenda que dice: Official World Express Carrier of the National Football League.
Inmediatamente recordé los intentos infructuosos –correo público, DHL, postillón- de la revista Caretas para hacerme llegar los textos del concurso “El cuento de las mis palabras”, cuando fui miembro del jurado de turno. La ficción literaria se quedó en buenas intenciones, pensé. En cambio el fútbol de Nasca, del barrio Juan Matta, no se detuvo en mientes y con dólares y chirimacos me puso en las manos, ni siquiera en el buzón, el manuscrito pergeñado por el economista nasqueño Wilfredo Gameros.
Exagerada faena. Heredera, sin duda, de la estirpe de aquellos famosos desplantes con los que hacía delirar a la Plaza de Acho el torero nasqueño, negro y brujo, Ángel Custodio Valdez. A los Gameros de Nasca los conocí, casi a todos, durante mi infancia. El tronco era el viejo Santiago. De él aprendieron, sus vástagos la afición por los galgos y la caza de guanacos. Aprendieron también a comer burro en las grandes celebraciones. Cuando a los Gameros los invitaban a una fiesta primero preguntaban: ¿hay burro? Cualquier otra delicia los tenía sin preocupación.
Um hecho por demás exagerado, el ingreso del equipito del barrio Juan Matta, oriundo de Nasca, a la Segunda División de Fútbol Profesional, llevó a Wilfredo Gameros a otra exageración: la escritura de Así es el fútbol. Una cala reveladora que ausculta el organismo futbolístico del Perú a través de la vida y pasión de un humilde club de provincia.
No cabe duda, entre fútbol y exageración hay un contubernio. Wilfredo Gameros nació en 1949, en el barrio Juan Matta. Estudió economía en la Universidad de Ica y ha trabajado durante años en la Superintendencia de Banca y Seguros. Su pasión por el fútbol, como es lógico, no tiene linderos. Cuando se desborda es como el agua nueva: hace brotar las macamacas que se mecen al viento de la paraca. Entonces saca pruebas al canto, compagina un libro, y nos dice a boca de jarro: Así es el fútbol.
Gregorio Martínez
Washington DC
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COMENTARIO DE WILFREDO GAMEROS CASTILLO
Mi libro "Más allá de los goles", inicialmente se iba a llamar "Así es el fútbol", sin embargo, la existencia de una columna periodística con ese nombre me indujo a registrarle un nombre original: "Más allá de los goles".
En cuanto a la reseña de la contracarátula, tuve la enorme satisfacción de obtener la nota precedente del escritor que tanto admiro desde hace muchos años: el novelista nasqueño Gregorio Martínez. La alegría terminó el 19 de junio de 2004, día que publicó en el diario La República, un artículo titulado "La batalla de Changuillo", en el que la emprende a insultos irreconocibles, injustificados e imprevistos a mi persona. Respondí a mi amigo y maestro en el mencionado diario, de acuerdo a la Ley de Prensa, enviando una carta notarial y un artículo de réplica:"La batalla de Nasca". Ambos artículos están transcritos en este blog y no merecen comentarios.
El inesperado artículo insultante de Gregorio Martínez, determinó que, por decencia, ética y principios, prescinda de la buena reseña que me había enviado de USA, sin embargo lo considero excelente; rememora a mi abuelo, mi padre y tíos, con sus aficiones a la cria de galgos y caza de huanacos; y lamento haberme visto obligado a omitirlo, por ello la presento ahora para que no quede en el olvido.